Frenquelli unplugged / Clases Facultad de Psicología, UNR / 2017


Hacia una neuroanatomía del aparato mental (II)

La compañera me preguntaba acerca de mi identidad. Ella dice: “usted es médico, pero parece psicoanalista”. A lo que le contesté hay muchos psicoanalistas que son médicos. Freud fue el primero. Y todos los grandes discípulos de Freud eran todos médicos, tanto que  muchos que tenían vocación por el psicoanálisis tuvieron que estudiar medicina para poder ejercerlo. Como el caso de la propia Melanie Klein, que no tenía intenciones de estudiar medicina, pero estudio porque en esa época de alguna manera alguna certificación de grado había que tener para el ejercicio. Freud mismo escribió un famoso artículo sobre el análisis profano para defender a Theodor Reik, que fue uno de los primeros discípulos no médicos. Lo mismo pasó con Marie Bonaparte, una francesa que tuvo que ver con la salida de Freud de Viena sobre el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Ella tampoco era médica. Estos movimientos son importantes, Argentina ha tenido su papel. Hay un interesante historiador de la psicología y el psicoanálisis que se llama Alejandro Dagfal, que tiene un libro que se llama “Entre París y Buenos Aires”. Pero bueno. Tomo esta pregunta para decir que el discurso en la cátedra siempre fue interdisciplinar desde que empezó. Siempre generó en el que esperaba un discurso hegemónico, la idea de que se enfrentaba a un discurso heterogéneo.  A intersecciones, mezclas. Esto es bien recibido por algunas personas y por otras no. Nuestra materia no tiene más remedio que ser interpretada; como todas las cosas en la vida. Y bueno, yo desde 1984 hasta ahora, como ya les dije éste es el último año que estoy, la materia fue interpretada [por mí] de esa manera. Y ustedes lo van a ver permanentemente. Lo que me salva es que yo no he descubierto nada, es decir, en todo caso lo que he descubierto en mí es mi interés por navegar en esas aguas de mezcla entre una corriente y la otra. Y eso, desde el punto de vista epistemológico se conoce con el nombre de interdisciplina, palabra que exprimida aun más, se lleva a la noción de transdisciplina. Y también esas dos palabras para algunos son una macana; y para otros son la salvación del mundo. Como siempre pasa. En todo caso, uno no puede ser un profesor neutro, aséptico e igual en cualquier perfil. Ustedes lo mejor que pueden hacer es formar su criterio propio y discutirlo con ustedes mismos, con el jefe de trabajo práctico, pelearse con los libros, pelearse conmigo, preguntarme, repreguntarme y, fundamente, leer. Porque si no leen, discuten desde lo que le escucharon a otro. Discuten desde un prejuicio. Ustedes notarán las opiniones encontradas en esta facultad.
Yo tengo mi postura en torno a todas las cosas que estamos hablando, más o menos, pienso “una cosa así, una cosa asá”. Siempre he escrito sobre psicoanálisis y neurociencia. Y la perspectiva de desarrollo particularmente en la psicología, para mí no puede prescindir de esas dos aguas. De ese rejunte. En ese camino, les pido que lean. Después ustedes verán.
Retomo  una cosa que dije: yo no inventé nada, lo único que inventé fue a mí mismo. Y también inventé esta materia. Esta es la verdad. Esta materia, aunque suene muy grosero, la inventé. Con la ayuda de distintas personas que estuvieron al lado mío. Pero cuando yo vine, esta materia era más o menos así: bolilla uno, neurona; bolilla dos, médula; bolilla tres, tronco; bolilla cuatro, cerebro; bolilla cinco, cerebro dos; bolilla seis, la sensación; bolilla siete, el comportamiento. Y ustedes agarraban un libro de anatomía y leían de ahí. Ni el primer programa que yo hice era así. Ya era completamente distinto. Y puse una psicología que está reflejada en el libro psicofisiología. Un libro que publiqué en el 2000, pero que venía trabajando así desde 1995, o sea desde muchos años. Eso es lo que yo inventé, pero en sí conceptualmente no inventé nada. Por ejemplo, este libro se llama “Introducción a una neuropsicología profunda” [Solms]. Deep neuropsychology. Este libro está escrito por un psicoanalista inglés que además es neurólogo. Y es la onda que me gusta y con la que me divierto, y la que me parece que más enseñanza deja, y es la que me permitió llegar a ser profesor de neuropsicología y psicología de desarrollo, estar aquí frente a ustedes.
Yo había pensado que con el trabajo de observación, se podía dar cuenta de la actividad del sistema nervioso. Viendo a un niño en su lugar, en su casita, con su mamá. Hablando con ella, acariciándola, mirándole, mirándose; en una cuestión vincular. Ahí es donde yo vi que había que estudiar la neuropsicología que en ese momento llamábamos psicofisiología. Siempre un prefijo psico, siempre un prefijo neuro.
Hecha esta presentación, continuemos. No recuerdo bien en qué habíamos quedado la semana pasada, pero voy a retomar en un punto cualquiera, para seguir con lo que se había planteado allí. Dejarles una pequeña guía sobre el aparato mental y el sistema nervioso. Esa pretensión que para algunos fue considera completamente ridícula, por vincular semejantes cuestiones. Ustedes recuerdan que yo había situado al Freud del Proyecto (1895), de la Interpretación de los Sueños (1900), del Yo y el Ello (1923) y del Esquema del Psicoanálisis (1939). Y también al primitivo Freud de libro de Las Afasias (1891). Un arco que va desde 1891 hasta 1939. Lo había citado en la medida que yo creo en esto que dice este libro [el de Solms, Introducción a una neuropsicología profunda], me parece que es acertada esta denominación de neuropsicología profunda, entendiendo por “profunda” una neuropsicología que engarce con la condición humana, que se una con la condición humana.
Entre algunas de las cosas que había dicho, me referí a trabajar con lo que yo había ubicado relación a la sensopercepción y el acto motor. Me había ubicado en esos términos. Y en esa clase hice un dibujito que se los recomiendo. Que no es caprichoso. No es así:
S                    M
Ni si quiera es así, de ida y vuelta:

S                    M
Si no, que es circular.

Tratando de indicar, de que existe una cierta indistinción entre la sensación y el acto motor. Por ejemplo, cuando uno escribe con la tiza sobre el pizarrón, cumpliendo con el acto motor, al mismo tiempo recibe una información sensorial, acerca del movimiento que está haciendo, de la presión que esta ejerciendo sobre la tiza, de la forma que está dibujando y de los sonidos del ambiente. Hay una indistinción entre el productor y el producto. Es un acto recursivo.
En cambio esto podría ser entendido como una cuestión lineal, planteada como está manera [primer gráfico] y de esta manera podríamos pensar que se trata de una cuestión dialéctica [segundo gráfico], donde la tesis y la antítesis juegan en distintos momentos entre sí. Acá habría una pequeña diferencia, pequeña gran diferencia.
Bueno, sobre este tema he trabajo mucho y dado muchos ejemplos, trabajando el tema del movimiento y la sensomotricidad. Como no me quiero dispersar, les recomiendo que dentro de las clases 2015, hay por lo menos dos clases, las dos primeras, que son sobre movimiento y sensación y acción. Esto lo van a encontrar permanentemente.
Lo que ahora quiero hacer es un pequeño paréntesis, un pequeño paso al costado, para dejarles un par de dibujitos explicativos acerca del sistema nervioso. Después volvemos al problema de la sensación y la acción, ésa es la promesa. Pero con esto van tener alguna ventaja. Como me decía un maestro de antes, cuando yo era estudiante: “…pibe, con esto te ganaste el día”. El día que yo aprendí a tomar la presión me decía así:  “…te ganaste el dia”. ¡Y la verdad que con eso, hasta hoy, me gané el día… y la vida! Por eso, aunque me tal vez ya lo conoacan,  voy a reproducirles un poco lo siguiente:

Ustedes si ven una neurona, tiene una dendrita, un axón y un cuerpo. Esto es aburrido para ustedes. Saben que hay un flujo de entrada y salida, por decirlo de alguna manera, que es fijo. Hay una superficie que capta y una superficie que emite. Si tuviéramos un animal unicelular, supongamos una ameba, también la pobrecita veríamos tiene capacidad de captar y de moverse a través de los pseudópodos. Por ejemplo, una sustancia química dañina la quiere herir;  y entonces ella va a tratar de fugarse.
Hay un movimiento. El movimiento es una de las características fundamentales de lo vital.
Si tomamos, no ya una neurona, sino un mínimo conjunto de éstas, nosotros podemos pensar que hay una neurona, supongamos, por otro lado la piel y aquí un clavo. Se capta el pinchazo del alfiler y lo va a llevar a otra neurona, que ya vamos a ver dónde está, que hace que el músculo bíceps haga así [movimiento de retirar] y yo retire y diga “ay”. Mucho antes de que me dé cuenta de que se trataba de un amigo que me estaba haciendo una joda, o que yo, nervioso, estaba metiendo la mano en un clavo oxidado mientras veía un partido de futbol.
Esto que estoy describiendo que es un circuito también de sensación-acción, basado en una sola sinapsis. En una deducción básica, un arco reflejo simple. Seguimos avanzando. Y del arco reflejo monosináptico, simple, nosotros vamos a pasar a un enorme “ovillo” que está entre la sensación y la acción, Un ovillo intermediario de numerosas neuronas que se interconectan. De todo esto se deduce que tenemos neuronas sensoriales, motoras e intermediarias.
En los seres vivos, donde hay una creciente complejización, en la escala biológica, hay un pasaje de unicelulares a pluricelulares; del arco reflejo simple a un arco, también reflejo, pero que es polisináptico, porque la sensación rápidamente se tramita en esa “galleta” que está representada aquí [gráfico anterior]. Nosotros cuando remontábamos un barrilete y se nos mezclaban todos los hilos, quedaba un hilo en nuestras manos, uno arriba con el barrilete, y en el medio la famosa “galleta”, que te daba ganas de reventarla porque no se podía desatar.
 Esa metáfora, la de la “galleta”, es la metáfora humana de lo que se llama el proceso de cefalización. Nuestro sistema nervioso central no es más ni menos que una enorme galleta, un enorme trazado de conexiones entre la sensación y la acción. Esa enorme “galleta” es la que nos permite ser de a ratos felices y de a muchos ratos infelices, porque la tramitación de cada sensación es muy compleja entre nosotros, y parecería entonces, que el sistema nervioso algo tiene que ver con la subjetividad. Si uno no tuviera esta enorme galleta, ese enorme conjunto de sinapsis, llamaría a las cosas, como se dice, “al pan, pan, y al vino, vino”. Pero nosotros sabemos que no siempre es así. Si no, pregúntele a cualquiera que se enamoró y se desenamoró.
Eso se debe a esa dimensión subjetiva que tiene que ver estrictamente con la complejización y la cefalización.
·         Complejización
·         Cefalización
·         Subjetividad
Tiene que ver con lo que es el sustrato elemental de la subjetividad, con lo que yo llamó en ese libro [Psicofisiología] “bases moleculares de la subjetividad”. Desde la molécula hasta el ser humano completo, cómo empezamos a leer la singularidad, lo particular de cada persona.
Entonces, vamos a encontrar que el sistema nervioso tiene distintos niveles de tramitación. Uno de los elementos que nosotros seguimos es el concepto de información. Que tiene que ver con la noción de diferencia. Si yo escribo acá “Panes” y ahora escribo aquí “Penas”, he gastado la misma cantidad de energía y tiza para escribir ambas palabras, pero he cambiado totalmente el significado. La diferencia, la in-formación, es lo que da el significado. Para decir ambas cosas, gasto lo mismo. Esto es lo que permite una distinta información. En cambio, en e l arco reflejo simple, la información es prácticamente homogénea, absoluta, etc.
·         PANES
SIGNIFICADO
·         PENAS
Como decía, en el sistema nervioso hay distintos niveles de tramitación de información. Aquí usamos algo que se llama, actualmente, “paradigma del procesamiento de la información”. Esto es tomado por la psicología cognitiva, y quiero referirme brevemente a qué entiendo por psicología cognitiva. Ésta es una manera de estudiar lo psicológico valiéndose de aportes que vienen de la lingüística, de la neurociencias, de la filosofía y aún del propio psicoanálisis. Un ensamble, la psicología cognitiva, desde lo básico. ¿Cómo se lee, cómo se aprende? Eso no tiene nada que ver con el cognitivismo practicado por algunas personas que luchan tratando de despegarse del psicoanálisis. Eso tiene que ver con otra cosa.  La psicología cognitiva elemental es una forma de estudiar, y es interdisciplinaria. “Paradigma del procesamiento de la información” es usado en la actualidad porque la teoría de la información y la cibernética nacieron más o menos con la Segunda Guerra mundial. Son disciplinas que son del campo de la física y de las matemáticas, y como tales, se infiltraron en otros campos.
Volvemos. Un nivel básico, está dado por este conito que está alojado en mi columna vertebral que empieza en la cervical, sigue la dorsal, lumbar sacra y coxígea. Esa medula espinal está alojada en un estuche óseo. La “madre naturaleza”, podríamos decir,  puso al sistema nervioso central en un estuche para protegerlo, un “estuche cráneo-raquídeo”. La médula vista en este esquema, que no estrictamente así, triangular, sino que tiene en algunos lugares endorsamientos y en otros menos.

Si nosotros la cortamos transversalmente y la vemos, vamos a encontrar que tiene una delicada formita, donde esto es anterior y esto es posterior, que tiene la formita de una H. Llamamos a esto asta anterior y a esto, asta posterior de la médula. Acá aparece una primera cosa: la médula tiene un color gris en el centro y blanco por fuera.  En el asta posterior, que es la entrada de la sensación, a la que llamamos aferente (que va hacía) y aquí en el asta anterior, el lado motor, la eferente. Así se vería el primer nivel básico monosinaptico.
Supongamos que este fenómeno, tan simple, elemental, pero tan útil, ha sucedido en una zona. Póngamosle lumbar-2. Si vamos aumentando los niveles de complejidad de la información, una cosa que puede suceder es que esa información se tramite en un nivel toráxico, por ejemplo, T8. Y que está información suba de “piso”, o que pueda bajar al nivel sacro. ¿Por qué? Bueno, porque indudablemente el movimiento confinado al nivel lumbar-2 necesita de los otros sectores. Si estiro la pierna, necesito, naturalmente, modificar la posición del tórax. De modo que hay una asociación intersegmentaria. Ya hay una complejización donde el movimiento ya no queda confinado allí, sino que se asocia. Esto es lo que nos permite bailar. Hay una sinergia, una asociación, una colaboración entre los distintos segmentos. Y tiene que ver con arcos reflejos que se desencadenan a partir de uno y asociadamente. Ahora, podemos agregarle [al esquema del cono]  aquí arriba otro segmentito, el tronco encefálico, que está más arriba [de la médula], un segmento chiquitito más gordito, que ya está dentro del cráneo, al cual referiré dentro de un ratito. Y arriba, tenemos una masa enorme, que es el cerebro y el cerebelo.

¿A dónde quiero llegar? Partimos desde el clavito, el asta posterior y en vez de irnos a la respuesta eficaz, estereotipada, siempre mecánica y casi lineal del arco reflejo simple, puede  suceder que esa información gané los cordones laterales y suba. Por eso esto es blanco. Es blanco porque la zona gris son cuerpos neuronales y lo blanco, son “cables”, los axones, y que son de ese color por el revestimiento de mielina, que aísla la conducción y permite que sea más o menos rápida. Entonces, este pinchazo siguió viaje hacia sacar el miembro, pero también “se mandó para arriba” y es algo que uno milisegundos después nos permite decir “deja de pincharme”, en el caso de que un amigo nos haya pinchado.
El pinchazo se mandó a la corteza cerebral, que por decirlo de alguna manera simple, también van a ver córtex en algunos lados, es el asiento de la conciencia. Allí la cosa no termina, porque del área sensorial, hay un lugar en la corteza que recibe toda la información sensoria, va a haber un pasaje a un área motora que va a cerrar este largo reflejo que también es sumamente veloz y que permite decir “deja de pincharme”. Hay una representación que se llama humúnculo, que dentro de un ratito les voy a contar que es.
O sea, retomando, vemos dos tramitaciones. Una, una tramitación rápida casi vital para la supervivencia, y otra que es más lenta que permite que ubicar el hecho en contexto y que a partir de ahí da lugar a cosas más interesantes propias de la condición humana. Uno, uno se da cuenta que tiene un amigo jodón, otra que tiene un amigo perverso. Y otra es “uh, mirá, me gusta que me pichen.” ¿Pero cómo, esto no estaba al servicio de la superviviencia? Y ahí gente que pide que la pinchen y disfruta. Y esto es una metáfora, ¿verdad? Te pueden “pinchar” con la palabra, con las acciones. Esto sucede porque el sistema nervioso además de darnos la aptitud para sobrevivir, nos permite vivir. Y uno flota entre sobrevivir y vivir. Cuando uno vive, vive ya de una manera muy particular, a veces, cuando uno vive en sufrimiento se termina muriendo, pero hay gente que no sabe vivir de otra manera. Entonces vive, sufriendo. He aquí la pulsión simple y fundamental de por qué existe la pulsión de muerte. Ésta es una manera de vivir, que puede ser altamente antieconómica, puede conducir finalmente a la muerte, pero mientras tanto es una manera de vivir. No hay ningún instinto que no sea de vida, incluso el de muerte, que es una forma particular de vivir. Y ustedes pueden decir, “bueno, pero si el clavo está oxidado usted se va a agarrar un tétano”. Lo sabemos desde la lógica, pero la persona a quien le gusta, no está pensando en morirse. Incluso puede llegar a pensar que es hermoso, que el amigo lo ama, que porque lo ama lo hace sufrir y que además no él no va a tener tétano. ¿Por qué iba a tener tan mala suerte? El tipo que va a 150 km/h en la ruta, no piensa que le va a explotar una cubierta. ¡Y si lo piensa, piensa que lo va a salvar el airbag o que si se le aparece un árbol lo va a frenar! La torpeza de las manifestaciones de lo que se llama pulsión de muerte es extraordinaria y es una manera de vivir, y vive repitiendo y haciendo lo que se describe como compulsión a la repetición.
Y con esto el argumento de que la biología se ocupa de la vida cae. Una persona puede ser sostener afanosamente el dedo contra el clavo justamente porque tiene un sistema nervioso que retuerce el instinto. Por supuesto un perrito cuando pisa el clavo retira la pata. Salvo el perro domesticado, que termina humanizado por otras cosas. Pero en general el humano tiene esta contradicción tan grande que después podemos profundizar, que gracias a que tiene este gran apelotonamiento neuronal, puede realizar estas acciones.
Bueno, continuemos. Voy a contarles un poco qué quise decir con el “homúnculo”. Homuculus sería un símil de un hombrecito, un hombrecito contrahecho, casi chistoso. En la corteza cerebral hay un polo anterior, un polo posterior, una parte superior y otra inferior. Hay un accidente anatómico que se llama fisura de Rolando, y otro accidente que es la fisura de Silvio. Todo lo que está por delante de estas cisuras es el lóbulo frontal. Y todo lo que está por detrás, uno es el lóbulo temporal, el “temporis”, donde pasa el tiempo –es el lugar donde aparecen las primeras canas- el parietal y el occipital. Visto [el esquema] desde la forma lateral. En general, un conocimiento que tienen que tener, es que todo lo que está por detrás de la cisura de Rolando, es sensorial, y todo lo que está por delante es motor.

Por detrás de Rolando hay una banda que es sensorial y una banda por delante que es motora. Lo que está por delante, ya les dije, corresponde al lóbulo frontal, y lo que está por detrás inmediatamente por el lóbulo parental, pero están separadas por esa cisura. Esto se vería así:
Vamos a nuestro homúnculo. Cada sector del cuerpo está representado en la banda sensorial y en la banda motora. Si nosotros vemos el cerebro de frente, cortadito, ustedes verían la parte sensorial y la parte motora. El homúnculo está como “acostado”, en el caso del homúnculo motor, con unos enormes ojos, una gran boca, un tórax medio pequeño, una enorme mano, un gran pene y un pie “bastante lindo”. Esa representación motora, es un mapa, tanto que si a una persona lesiona la artería que toma la mano, no la puede mover. Bueno, este homúnculo, que se llama “Homúnculo de Penfield”, un señor que lo describió en los años cincuenta en pacientes semidespiertos, tocándoles la corteza cerebral e hizo un mapa. El mapa motor, que tiene su correlato en el mapa sensitivo.
En el Yo y el Ello, Freud dice que el YO tiene que ver con la superficie, pero que además es la proyección de una superficie. Es la proyección psíquica de una superficie. ¿Y por qué la mano es tan grande? Porque esos espacios, que en otros términos podrían llamarse zonas erógenas, son áreas de valencia intersubjetiva. Con ese concepto también se ganan el día. ¿Qué quiere decir valencia? En química, es la capacidad de combinación que tiene una sustancia. Tomada de allí, es trasladada hacía aquí [a la psicología]. Hablando de una proyección, cuando Freud habla del Yo, dice que el yo es eminentemente corporal y lo representa valiéndose de una analogía del homúnculo de Penfield. No quiere decir que el yo sea el homúnculo, es la explicación de que nada de lo que existe en el sistema nervioso es producto de la casualidad. Nosotros venimos al mundo con esas áreas, que son tan grandes, y luego en la ejercitación diaria, esas áreas se mantienen. Por ejemplo, si un señor es un virtuoso del contrabajo, la mano izquierda va a tener un desarrollo distinto al del a mano derecha que lleva el arco. El arco tendrá un desarrollo en otros sectores, pero la mano izquierda con la que puntea las cuerdas, crece, se entrena, engorda, es decir, la re-presentación del movimiento se trasunta en un área que estaba esperando el estímulo, pero éste finalmente encontró el área y engrosó esa área. El sistema nervioso se modifica en el entorno, se modifica con la acción. Cuando uno aprende a dar una clase, aprende a gesticular, a elevar el tono de voz o bajarlo, a tener una técnica determinada, que después de ser una cosa prendida se automatiza. Pero también eso implica un aprendizaje que queda memorizado en esas redes neuronales con los que empezamos hablando al principio, niveles de integración. Hay neuronas que se entrenan para el contrabajo, para picar cebolla, para estudiar esta materia. Si ustedes escuchan “valencia intersubjetiva”, ya tienen una huellita.
Lo que yo les decía de encontrar, en vez de una pelea entre el mundo llamado de la neurociencia y lo cognitivo y el mundo subjetivo, que en realidad son mundos que se cruzan. Que no es posible acceder a la singularidad sin estas cosas. Que pasan de los procesos más automáticos y elementales a los procesos más elevados. Hemos hablando de retirar un miembro ante un pinchazo, a tocar el contrabajo, que es un instrumento muy difícil, o de dar una clase o entender de psicología. Nuestro sistema nervioso, como también dijo el gran Maestro Vienés, es como las fundaciones de Roma. Hay una Roma más antigua y así hasta una Roma más moderna, si uno escaba desde aquí hacía abajo, encontrará distintas cosas. Hay cosas que son completamentemente automáticas y otras que son dirigidas por el psiquismo. Ese es un largo camino que la próxima clase retomaré, de lo que son procesos automáticos y procesos controlados o voluntarios. En el camino de lo automático a lo voluntario, podemos hablar de procesos inconscientes, etcétera. Quedamos acá.

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