Tesis Doctoral / Roberto C. Frenquelli / Conociendo al enemigo oculto (V)
Hablando sobre afectos.
¿Yo te asusto, tú me asustas?
Una de las ocurrencias más frecuentes en los corpus obtenidos mediante las entrevistas son las vinculadas a estados emocionales. Predominan el sustantivo “miedo”, con sus sinonimias y adjetivaciones; el verbo “asustar”. Es notable la ausencia de otras palabras de la misma categoría.
La emergencia de lo afectivo en las entrevistas, más allá de las ataduras que pueden suponerse vinculadas a la modalidad semiestructurada, se dio -como era esperable- en relación al mismo contexto creado. Un médico entrevistando a otros médicos, hablando de lo que hacen o dejan de hacer, ingresando a sus consultorios. A sus vidas. Pero el hablar de emociones, sobre todo las de los otros, apareció siempre como un hecho “de lado”, que discurría mansamente, ingenuamente diría, en el diálogo. Es así como parece interesante este tipo de análisis, en tanto emergencias frescas acerca de cómo se entienden ciertas experiencias en el consultorio cotidiano.
12- MCaEo6: (...) Lo que se ha hecho en el sida por el pavor, el pavor que causó saber que el sida había entrado en la Argentina y que, eh, en pocos meses nos dimos cuenta que esa proyección que hacían para el futuro era verdad y que se iba a hacer peor, y ese pavor hizo que se bajen líneas de todos lados, como se han hecho para otras cosas, como no se hace para el alcoholismo, como no se hace para el alcoholismo, por ejemplo. Eh, si no se hace todo en conjunto, es decir, todos estamentos que son las entidades que tendrían que poder, eh, poder, tienen poder como para bajar líneas a través de los medios. (...) Campañas serias, que no asusten a la gente, que no asusten a la gente, que, que la responsabilicen...
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40- MCREo1: Bueno, en el consultorio, tratar de que convencerlo de que la hipertensión no perdona, que, eh, los casos muy frecuentes quedan hemipléjicos, ¿no es cierto?, y por más, esté, rehabilitación que haga siempre queda alguna secuela, y que, mmm, en el peor de los casos se muere, ¿no es cierto? Eh, en las personas jóvenes, ge, generalmente, no, no lo creen o no son, no se convencen; el viejo te dice “y, bué, yo soy viejo, si total me muero, me muero”. Pero lo que sí digo que la gente se asusta un poco cuando uno le dice que puede quedar hemipléjico.
(...)
42- MCREo1: Entonces, hacer hincapié en el consultorio de que, mirá, puede quedar, así hablándole vulgarmente, mirá puede quedar paralítico si no te cuidás. Esté, eso infunde mucho más temor que decir, esté, infunde más miedo que quede paralítico que, que morirse parecería, ¿no es cierto?
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130- MCBEo2: (...) Porque los pacientes que tienen más riesgos, aparentemente, son los que por miedo, bueno, no sé qué circunstancia, son los que menos adhesión tienen. (...)
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18- MCaEo10: ...me parece a mí. Uno es, eh, la edad, la edad es un determinante para mí que quiebra los, esté, el, el tipo de adhesión. Generalmente, el hombre o la mujer, esté, de edad más avanzada tiene mucha adhesión, una adhesión te diría que total. Supongo yo que por allí es porque tienen más miedos, esté, internos a enfermedades y complicaciones. No así el enfermo joven...
(...)
40- MCaEo10: Hay muchas indicaciones de muchos médicos y le, y a todos les ponen miedo. (...)
(...)
46- MCaEo10: (...) hay especialistas que le prohíben absolutamente todo, eh, hasta un vaso de vino. A mí hay gente que te dice “doctor, me prohibieron el vino” (...)
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28- MNeEo7: (...) Eh, yo no soy de, de asustar a la gente, me gusta informarla. Claro, hay veces que vos informándola sin darte cuenta lo estás asustando, por eso trato, no la primera entrevista, sino en la segunda o tercera cuando ya completo los estudios, voy conociendo al paciente, se siente más relajado conmigo, recién en esa en, en, entrevista en la cual estén dadas esas condiciones, de darle inf, información. Es, es curioso, yo lo veo, por ejemplo, a mi socio, da, da información, a lo mejor la misma que la mía, pero la gente con él sale aterrorizada, y conmigo no tanto, o sea, sale más, más tranquila.
(...)
34- MNEo7: (...) hay algunos pacientes me dicen “doctor después que hablé con su socio, quedé aterrorizado, lloré tres días”. (...)
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223- MCEo9: (...) Entonces, uno lo revisó, lo sienta acá, tiene 20/14, entonces, bueno, trata de no asustarlo, y bueno, bueno, de revisar, eh, seguirlo interrogando, escribir la ficha, y vuelve a tomarle la presión. Generalmente, en vez de 20/14 tiene 18/12. (...)
(...)
225- MCEo9 : (...) creo que es para no asustarlo. (...)
Más allá de las consideraciones sobre el miedo, una emoción que puede considerarse básica, al servicio de la supervivencia, estos párrafos parecen tener cierto aire propio de los cuentos infantiles. Susto, terror, pavor, ya sea como evidencia, ya sea como situación a evitar. Una casi exclusiva, monotemática, alusión a la categoría de los afectos. Reiteración que puede estar indicando cierta dificultad en el médico para la tramitación de la situación con su paciente.
Así es como en un caso, el médico ante un paciente que le juega una “carta mayor”, la muerte, termina diciéndole: “no digás esa macana, por favor...”.
55- Eor: (...) Eh, al principio, me contaste que por ahí los viejos son como un poco más dóciles, pero también ahora me decís que te dicen “bueno, si me muero, me muero”.
56- MCREo1: Si, si.
57- Eor: ¿Vos, vos qué hacés cuando te dicen esas cosas?
58- MCREo1: “¡Eh!, no digás esa macana, por favor...
59- Eor: Ajá.
60- MCREo1: ...dejáte de joder”; si tengo confianza, “dejáte de hinchar, cómo decís...
61- Eor: Si, si.
62- MCREo1: ...decís eso, qué sé yo, por qué decís eso”.
Parece quedar con un solo argumento, retar al paciente. Le han hablado de la muerte; el miedo pierde su vinculación posible y útil con el cuidado, se transforma en obstáculo al diálogo. Se obtura la ocasión para expandir las significaciones: “dejáte de joder”.
Mucho se ha hablado de la alexitimia1 característica de ciertos pacientes psicosomáticos, como en el caso de los hipertensos. Ahora se plantearía la dificultad de su propio par: el médico, que regularía la emergencia de lo afectivo con un pobre nivel, en un muy limitado espectro de resonancia. Hemos dicho que el alexitímico resulta alexitimizado.2 Una situación de contexto que, si bien no desvanece a este operador teórico, al menos lo relativiza.
Mal que nos pese, no sólo en el ámbito de la práctica médica, sino también en otros campos afines, parece cierto que muchas dificultades de procedimiento suelen recaer en el paciente como único causante. El tratamiento de la hipertensión arterial puede encontrar en este tipo de indagaciones, que antes que en el paciente y su dolencia recaen en el propio médico y los dispositivos de atención, una fuente de luz importante para los enigmas que a diario se enfrenta.
1 La alexitimia, etimológicamente incapacidad para la lectura de los estados tímicos, es un concepto acuñado por P. Sifneos y J. C. Nemiah en la década de los setenta. (Sifneos, 1995)
Usualmente vinculada al funcionamiento del psicosomático, se la caracteriza por un pensamiento con bajos niveles de abstracción y pobre capacidad de fantasear. Con tendencia a establecer relaciones interpersonales rígidas y estereotipadas, resultan habitualmente pacientes que tienen enormes dificultades para acceder a terapias de corte psicoanalítico clásico. Al contar con una menor posibilidad de identificar sentimientos y malestares, son más vulnerables a situaciones demandantes, tanto venidas desde sus mundos externo como interno. Suele entonces quedar abierta en ellos una especie de vía regia a la descarga somática, con el agravante de que el mismo procesamiento del ulterior trastorno somático suele quedar enredado en cierto nivel de indiscriminación. Con un discurso parco, la emergencia de lo afectivo es escasa o bien, si se presenta, resulta explosiva y escasamente ajustada a la situación.
Prácticamente todo lo citado coincide con los desarrollos sobre la personalidad del enfermo psicosomático. O bien, estableciendo cierta diferencia con ciertos aspectos del fenómeno psicosomático. La labor de la escuela psicosomática psicoanalítica argentina es hasta nuestro días sumamente rica, destacándose A. Garma, E. Pichon Riviere, J. Bleger, D. Liberman, L. Chiozza y D. Maldavsky, entre muchos otros. A nivel internacional, los trabajos pioneros de F. Alexander y F. Dunbar han sido continuados por numerosos autores, como el caso de la escuela francesa liderada por P. Marty.
2 El abordaje del paciente psicosomático continúa siendo motivo de preocupación en el campo de la investigación. Lo mismo sucede con otras patologías como el caso de las adicciones, perversiones y trastornos del carácter.
Luchina y sus colaboradores han señalado la importancia del análisis de la “contratransferencia médica”, enfatizando las dificultades que se crean en el llamado “campo séptico de la relación médico paciente”. Es evidente de que el cumplimiento de un tratamiento pone en juego la capacidad de sostenimiento relacional del médico, cuyas acciones inciden en forma directa sobre las dificultades del paciente y su familia. El médico también transfiere sobre ellos; esta idea, frecuentemente olvidada inclusive en el campo de las psicoterapias explícitas, nos ha llevado a pensar de que tal vez seamos nosotros mismos quienes “alexitimizamos al alexitímico”. (Luchina y Ferrari, 1971) (Frenquelli y col., 1998)
Los grupos Balint son una herramienta eficaz para que los médicos puedan acceder a niveles de mayor disponibilidad, tanto en lo cognitivo como en lo afectivo, para el sostenimiento, en relación, de la tarea cotidiana.
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