Acerca del Doctor Armando Bauleo / Por el Doctor Jorge D´Angelo
Acerca del Doctor Armando Bauleo
Psic. Jorge D´ Angelo
La invitación a escribir una nota “in memoriam” es motivo para referirse al vínculo, a la relación del uno con el otro, del que recuerda y del recordado; hay una fuerte y necesaria implicación afectiva si la nota es sincera. Por lo tanto éste recordatorio sobre Armando Bauleo resultará teñido por un tinte autobiográfico imposible de soslayar, no solo por mi subjetividad en juego sino por mi decisión conciente que así lo desea.
Hechas éstas consideraciones necesarias a mi honestidad intelectual reitero que he recibido un amable requerimiento para recordar a un colega de múltiples eventos, mucho más entrañables en tanto que varios de ellos se produjeron en una época en que la esperanza en el cambio era el pan de cada día que alimentaba nuestras vidas.
El Dr. Armando Bauleo fue médico psiquiatra, psicoanalista renunciante de la Asociación PsicoanaIítica Argentina en 1971, analizado de Mary Langer y discípulo directo de Enrique Pichón Rivière. Estas breves y escasas noticias abarcan casi dos décadas de la tumultuosa, cruel y contradictoria historia nuestra; como mínimo desde antes del golpe de Onganía y la noche negra de la Universidad, hasta las postrimerías del gobierno de Isabel Perón, López Rega y la Triple A y luego la diáspora producto de la dictadura militar genocida.
La memoria conduce mi escritura al enfoque ideológico y político de Armando, un hombre de izquierda comprometido con su tiempo (más adelante nos referiremos al compromiso) con fuerte relación con una militancia de un sesgo profesional (que apuntaba a la especificidad de la práctica). Y éste aspecto me remite a la evocación no exenta de un intenso afecto y agradecimiento hacia el exiliado que en Madrid no vaciló en cargar sobre sus espaldas a cuantos compatriotas perdidos y desamparados arribaban a esa ciudad acudiendo a él. Este tremendo y angustiante esfuerzo, además del cigarrillo le costó el pulmón que a temprana edad (cuarenta y pocos) le amputaron en Suiza gracias al auxilio económico de un acaudalado amigo, psicoanalista de ésa nacionalidad que en esa ocasión lo protegió y que afortunadamente le permitió vivir casi 30 años más hasta Febrero del 2000.
En ésta fecha y de un modo inexplicable totalmente azaroso y por lo tanto inquietante (se) me “ocurre” leer la página del obituario del diario “La Nación” que no se muy bien porqué cayó en mis manos pués no lo compro y menos consulto su información sobre los decesos en Capital Federal. Ése día, creo un sábado, al fijarme en ésa página, leo que la encabeza el nombre de mi amigo Armando ..., -la vida nos convoca en cualquier momento, lugar o circunstancias- La coincidencia me resultó excesiva, aunque la vida y la muerte están plenas de ellas.
La noticia disparó una serie de recuerdos y una reflexión, que por repetida no es menos dolorosa: “no veré más amigo”. Hacía ya 20 años que nos habíamos despedido en el Hotel “Habana Libre” y ahora se terminó el tiempo... sólo quedan los recuerdos y cierto tibio agridulce sentimiento de los momentos en que pensé y deseé el reencuentro.
Armando siempre estuvo presente en los acontecimientos importantes en mi vida de psicoanalista: En la organización de la Escuela de Psicología Social de Rosario (Dr. Enrique Pichón Rivière) en 1967; en la Fundación del Centro de Estudios Psicoanalíticos de Rosario, en 1971. Consecuencia directa de la renuncia colectiva de un conjunto de psicoanalistas a la A.P.A. que formaron el Grupo Plataforma Argentino (integrado entre otros por A.Bauleo) y el Plataforma Internacional, primera escisión por motivos políticos dentro del Psicoanálisis Internacional, al respecto hay una profusa aunque olvidada bibliografía.[1]
Bauleo, junto a otros colegas (Dres. Rafael Paz, Gregorio Baremblit y Raúl Sciarretta) fue dictante de cursos en el C.E.P. con el cual apoyamos la renovación de la teoría y la práctica psicoanalítica, recuperando los textos de S.Freud e iniciando un acercamiento al pensamiento de J.Lacan. [2]
La renuncia a A.P.A., las posteriores actividades en Bs.As. y Rosario, su vinculación con el movimiento de la antipsiquiatría conforman su intento de integrar el ideal sartreano de los años setenta, el intelectual comprometido; dejaremos para otra ocasión y lugar la discusión, harto abundante ya, sobre éste tópico. No obstante ésta cuestión no se discute, se vive.
Esta noción de compromiso alumbra esa faceta de nuestro amigo en su apego a la filosofía de Sartre; ya hemos dicho y lo afirmamos ahora: fue un hombre de los sesenta y como tal pensaba y actuaba, con los aciertos y errores de la época. Planteaba, siguiendo a Henry Lefèbre, que la ideología es un estilo de vida y trataba así superar la escisión entre los que se piensa y lo que se hace, entre el acto y la palabra.
Recuerdo que ilustrando la problemática adolescente, en una clase dictada en C.E.P., sugirió la lectura de un libro”Aden Arabia” de Paul Nizan prologado
por J. P.Sartre; Nizan fue fusilado por la Gestapo en Francia durante la resistencia antinazi en los años cuarenta durante la ocupación nazi. Alguien puede pensar que son historias viejas, pero de eso se trata, de reflexionar y rescatar nuestro pasado frente a la velocidad de lo inmediato, al “use y tire”, a la exigencia faústica; no debemos renunciar y perder nuestro pasado : ya sabemos, lo que no se recuerda vuelve como repetición temática.
Esta filiación sartreana lo llevó a relacionarse con David G. Cooper, coautor junto a Ronald Laing de “Razón y Violencia”. Cooper se afincó en Bs.As. a comienzos de los setenta; para los que no recuerdan y aquellos que no lo supieran, los ingleses Laing y Cooper fueron líderes del movimiento conocido como “antipsiquiatría” que conmovió, junto a los trabajos de Franco Basaglia en Trieste (Italia), el ejercicio de la Psiquiatría en Argentina.
Así Bauleo se ocupaba y preocupaba por el ejercicio de la Psiquiatría y ponía de manifiesto una vez más su militancia en el ejercicio profesional y su compromiso con el cambio y renovación de la práctica autoritaria de dicha disciplina.
Luego de la experiencia de C.E.P. (1971-1976) frustrada por la dictadura militar genocida y después de cierto tiempo, nos reencontramos en el exilio, primero en Río de Janeiro y luego en España.
Ya nos hemos referido más arriba a la solidaridad puesta en juego por Armando en ésta triste, penosa, angustiante experiencia del desarraigo y la expulsión. Durante el exilio español, nos reunimos en Madrid y Barcelona y luego vivimos un extraordinario reencuentro que sería el final en La Habana, Cuba, durante el 1er. Congreso de Psicoanálisis y Psicología Marxista en 1987 en el cual no sólo nos vimos nuevamente con Armando sino con un gran número de colegas que integraron la diáspora, producto de la dictadura militar, compañeros junto a los cuales debimos exiliarnos en diversos países latinoamericanos y europeos (en mi caso España), para escapar de la brutal agresión genocida y que volvimos a encontrarnos en La Habana.
Armando fue un clínico magnífico y un Operador de Grupos excepcional. Creo que los últimos 20 años de su vida transcurrieron en ese quehacer. Trabajador comprometido,a veces impulsivo, a veces equivocado, a veces prejuicioso pero siempre curioso e interesado en lo social; lo suyo fue lo colectivo, lo grupal, mucho más que la soledad del ejercicio psicoanalítico individual y a pesar de ciertas falencias, en mi experiencia cuando se comprometió no falló.
Hace un tiempo atrás, unos años, le regalé a un amigo la ópera Tosca de Puccinni obra que abomina de la tiranía papal, con la siguiente dedicatoria:...”en memoria de un tiempo en que creímos poder cambiar el mundo ...” Cuántas esperanzas perdidas, cuántas vidas desaparecidas, cuánto dolor!... no obstante creo que fué hermoso como Tosca.
Hasta siempre Armando.
Jorge D´Angelo
Rosario. Marzo de 2009
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