Frenquelli unplugged / Clases Facultad de Psicología, UNR / 2017
Hacia una neuroanatomía del aparato mental (V)






Vi que
habíamos quedado trabajando algo que me habían preguntado sobre sueño. Por allí
circulaba una clase que di sobre el dormir y el soñar, hace bastante años, pero
que está bastante bien. En la fotocopiadora figura como clases de 1992, hace un
montonazo. Se llama “El Dormir y el soñar”. Está muy bien, bastante prolija.
Pueden buscarla. No sé si ustedes quieren que sigamos un poco por ese tema.
Siempre viene bien, ya que está dentro de la temática de esta serie de clases
que espero terminar antes de las vacaciones.
Los
primeros tramos estuvieron referidos a todo lo que tiene que ver con el
almacenamiento de información en las cortezas cerebrales. Digo “cortezas”, por
más que haya una sola hablando técnicamente, pero hemos visto que hay distintos
sitios que reciben esta información sensorial. Hemos hablado de la corteza
frontal, que tiene que ver con lo motor y hemos desarrollado sobre lo que tiene
que ver con el almacenamiento de información. Trabajamos bastante sobre el tema
percepción, mosaico cortical dinámico,
etcétera.
El
segundo gran capítulo del aparato nervioso es aquel que tiene que ver con la
reacción del despertar y el mantenimiento de lo que se llama el tono cortical. O
sea, así como hablamos de la recepción y análisis de la información, ahora
tenemos un segundo segmento que es el que tiene que ver con el impulso al
despertar y a la regulación de ese tono cortical. Por decirlo de alguna manera
muy simple: cómo es que se enciende o se pone en marcha la actividad nerviosa
superior. Si hablamos de actividad nerviosa superior, imaginamos que hay una
actividad nerviosa inferior. Ésta última es la que se da en los segmentos
celulares del reflejo básico, elemental. En cambio, cuando hablamos de la
corteza, podemos decir que existen ciertos mecanismos que regulan ese tono
cortical. La palabra “tono” allí alude a un concepto físico que cierta que ver
con un cierto tenor estimular. Sería algo así como cuando uno levanta el
teléfono y dice “no tiene tono”. Uno se refiere en este caso a que no siente un
sonido que le anticipa de antemano que el teléfono va a funcionar, no tiene un
cierto vigor. Ese “vigor” tiene que ver con la transmisión de un impulso
eléctrico y todo lo que hace a un aparato telefónico. Si no, decimos que está
muerto, no tiene tono. ¿Cómo deberíamos estudiar o pensar lo que hace que
nuestra corteza se encienda, tenga tono, tenga suficiente vigor para producir
la conciencia? Bien.
Hay
una suerte de metáfora grosera que podría ser aquella de una bombita [de luz],
que para ponerse incandescente necesita de una cierta energía, que luego le
dará su luminosidad. Esta metáfora del encendido cortical es usada, es una
metáfora física también. Quiere decir que hay un pasaje de energía que permite
que se enciendan las áreas corticales, y se produce un despertar. Uno suele
decirlo en una expresión muy corriente: “está conectado”, “está enchufado”, “está
encendido”. ¿No? Se le prendieron las luces. Nosotros deberíamos pensar ahora
cómo esa compleja cuestión se da para que se encienda. Esto es fundamental,
porque el tono cortical es lo que nos mantiene ahora despiertos, o casi
despiertos. No nos aventuremos demasiado. A veces uno en una clase tiene toda
la seguridad de estar consciente, o sea, estar atento con posibilidad de
procesar la información, de almacenarla, clasificarla y decidir qué hacer con
ella, como volcarla en la hoja, hacer un
esquema, etcétera; tiene que ver con este proceso de encendido cortical.
Es lo que hace que nosotros en este momento nos estemos comunicando
conscientemente y que por lo tanto podamos producir un hecho relativamente
novedoso como por ejemplo ir anotando, eligiendo lo que yo digo, estudiando el
tema, armando una determinada hoja de estudio, etcétera. Produciendo en el
papel una novedad que parte de la conciencia.
[Alumno: Profesor, ¿qué piensa
usted de la relación cerebro-computadora, o de la inteligencia artificial?]
Ah,
bueno, vos me haces buenas preguntas, pero me desvías del tema. ¡Está bien! No
nos vamos a ajustar, para eso estamos consciente y hay que hacer algo cuando
nos aparece la pregunta. El modelo cerebro computadora ha ayudado mucho a la
comprensión de la neurofisiología. Ustedes ven que yo utilizo permanentemente
de información, el concepto de regulación, de control, que vienen de la teoría
de la información y de la cibernética, las dos ramas que fundamentalmente
abrieron la era computacional. La comparación del cerebro con la computadora es
válida en tanto permite una aproximación al funcionamiento del cerebro, pero
queda muy corta en la medida de que el cerebro tiene un funcionamiento que le
permite hacer algo que la computadora no hace: generar hard [hardware]. O sea, el programa lo arma, lo auto-organiza
el cerebro con su formación, pero al auto-organizarlo también arma programas.
Es infinitamente más complejo que una mera ecuación cerebro- computadora.
Existe el proceso de computo que significa muy elementalmente ubicar y
comparar. Pero al mismo tiempo el cerebro arma un soft [software] y produce
nuevo soft, que establece en el hardware, en el disco rígido. No es como el
rígido de tu computadora que vos lo cargas con programas, que vienen exportados
del afuera al adentro del rígido. Es un rígido que también genera programas. La
memoria ocupa lugar. Había un famoso dicho que decía que “saber no ocupa lugar”.
Eso probablemente venga de las épocas donde la biblioteca universal serían cien
libros. Entonces claro, “el saber no ocupa lugar”. Pero sí ocupa. Lo que sí
puede suceder es que el sistema nervioso le haga lugar a nuevos saberes, se
expanda. El sistema nervioso le da lugar a los trazos memorizados. Por eso les
decía yo hace un tiempito que en el área motora que están vinculadas al lóbulo
frontal, los dedos de un violinista, tiene una representación mucho más extensa
que los dedos de un sueño que por ejemplo venda los violines. Entonces, hay una
enorme diferencia. Cada uno tiene en sus áreas motoras, una trama neuronal
distinta. Lo mismo puede suceder con las áreas receptoras de la música o la
matemática, etcétera. Pero bueno, volvamos.

Como si esto fuera poco y como un
anticipo, les nombro el tercer gran compartimiento del sistema nervioso, que es
el sector que tiene que ver con la planificación, la toma de decisiones, en
líneas generales, la regulación general del comportamiento. Eso está a cargo,
así como antes yo les decía, que detrás de la Cisura de Rolando está la zona de
almacenamiento sensorial, por delante, en el lóbulo frontal, está la zona de la
actividad motora y finalmente, la zona de regulación, programación y planificación de la acción. Esta
última sería la tercer zona. Aquí, entre el tronco y la médula se reparten la
primer zona, que es de regulación del tono emocional. No confundir con el
esquema funcional del sistema nervioso, que habrán dado en los prácticos, que
se suelen representar con tres óvalos superpuestos, que son lo que tiene que
ver con el cerebro instintivo, el sistema límbico y la neo-corteza.

No es que no tengan nada que ver,
porque son complementarios.
[Alumna: Profesor, ¿puede repetir
lo de las tres divisiones?]
Éste
[esquema 2] es el famoso esquema funcional del sistema nervioso. El segmento
más bajo es el segmento instintivo, que corresponde al tronco encefálico. El
segmento intermedio, es el sistema límbico, el asiento de la memoria, emoción y
aprendizaje. Y el tercero, el segmento cortical, que corresponde a la
imaginación, creación y el lenguaje. Ese es el primer modelo. Esto lo tienen
que saber fácilmente, ya que con esto podrán entender todas las demás cosas.
Esto no es algo que no tiene nada que ver con cómo camina un niño antes del año
de edad.
En
este otro modelo [esquema 1] he hablado de un sistema que tiene que ver con la
regulación del tono cortical. En este sentido, el segmento 1 es muy parecido al
primero del esquema funcional, en la medida de que son segmentos energéticos.
Si ustedes quieren decirlo, en términos psicoanalíticos, podríamos hablar de un
monto de energía. El segmento 2 es el del análisis y almacenamiento de la
información. Es todo lo que hablamos del mosaico cortical dinámico, lo de la
auto-organización, lo que hablamos de percepción. Y justo con la percepción,
aparece la consciencia, como aparece en el Yo y el Ello, el P-Cc. Para poder
estar despiertos se nos tiene que” encender el filamento y dar la luminosidad
de esta bombita” que yo les hablaba. Ustedes tienen el ejemplo claro, cuando
alguien les dice: ¿y cómo está el chico del accidente de la moto? Está
descerebrado. ¿Qué quiere decir eso? Que la corteza cerebral ha muerto. Esta
expresión significa que la corteza es el lugar más complejo, pero más frágil
del sistema nervioso. Por tres minutos de anoxia, falta de oxígeno, se muere.
La persona que lo padece respira, le late el corazón, forma orina, hace algún
que otro movimiento estereotipado, pero no va a volver, por así decirlo, al
mundo de los mortales que se comunican, que hablan, se expresan. Como también
se dice, muy elementalmente, se
encontraría en “estado vegetativo”.
Quiere
decir que esa corteza no se va a “encender” más. Por eso percepción viene muy
ligado a conciencia, como Freud lo imagino en Interpretación de los Sueños y,
más, en el Yo y el Ello. La conciencia es algo que se renueva
constantemente. Si alguno de ustedes me
hace una pregunta y luego un gesto, y yo respondo ante eso, es porque la
conciencia se va renovando, pero es porque la conciencia está siempre activa.
Ahora, la conciencia se borra y se renueva, es como efímera en este sentido, da
paso a nuevas percepciones. Este segmento 2, de análisis de la información, el
mosaico cortical dinámico, es indispensable para estar conscientes. Lo de la
muerte cerebral, es un ejemplo para mostrar que un sujeto que ha sufrido un
trauma, cualquiera sea, puede llegar en un lapso muy breve a parecer efectos
irreversibles. Eso habla de la fragilidad de los segmentos más sutiles. La médula
muy espinal en cambio, tiene mucha resistencia, pero su funcionamiento es más
elemental. Por eso les decía que en el sistema nervioso hay “fundaciones de
Roma”, hay segmentos más primarios a los cuales se les superponen los demás.
[Alumna: Profesor, el paciente de
Luria, es un ejemplo de esto que está explicando.]
Claro,
está muy bien lo que decís. Ésta, la del esquema funcional del sistema nervioso
es de Laborit, y ésta [esquema 1] es de Luria. No se contraponen, para nada.
Y
el segmento 3, tiene que ver con la vuelta después de la sensación. El sistema
nervioso es un procesador de sensación-acción, una ruedita que gira
permanentemente. En el lóbulo frontal hay áreas motoras que van a permitir la
ejecución del movimiento, o de la palabra, que también tiene una parte de
ejecución; movimiento de la vista, que tiene que ver con la devolución hacia el
medio. Su mirada, el gesto, el cruzarse de brazos, es una forma de volver sobre
el medio con una acción. Pero además, también aparte del movimiento en sí
mismo, hay una regulación y planificación del comportamiento. Por ejemplo,
puede haber una mirada amable. Y es simplemente que uno elije tener una
conducta, llamémosle, gentil, cuando se refieren a uno.
[Alumno: Esto me hizo acordar a
la teoría de Ekman, por los gestos. Cuando uno tiene que demostrar algo, uno
ejecuta gestos, y él presupone que hay emociones [y gestos] que son típicas,
como la sorpresa. ¿Cuando uno los ejecuta, o cuando el niño va creciendo, esto
es posible por esa zona? ¿O cómo se da?]

La
regulación que está a cargo del lóbulo frontal. Acá estaría el área motora, y
acá vamos a poner el área pre-motora, regulación, programación y planificación.
Él me pregunta qué pasa con el gesto espontáneo. ¿Sería algo así, no? Y como es
la regulación de eso. Pero también vale la pregunta para lo que sería la
devolución a través del lenguaje verbal. El lóbulo frontal está en condiciones
de reconocer la actitud. Si, por ejemplo, uno se sonríe de forma relativamente
automática, que sería propio de la idiosincrasia de cada uno, pero nosotros
venimos al mundo con una sonrisa refleja y la entrenamos en la sonrisa social.
En el momento en que uno sonríe o se cruza de brazos, también tiene información
de esto. Y está en condiciones de decir estoy poniendo cara de zonzo o yo
siempre tan secón. O sea, el lóbulo frontal tiene la posibilidad de regular el
comportamiento. Esta área pre-frontal es la que trata de generar un
comportamiento distinto, regulando la emoción y tratando de poner la idea en su
lugar. ¿De dónde saco esto?
Hay
un famoso dicho que dice “tú no tienes dos dedos de frente”, para recurrir a
una vieja idea que tiene el hombre. Esto sería un pajarito [dibuja un pájaro],
pero si fuera así, sería una especie de monito [agranda la frente del dibujo].
No tiene frente. En cambio, nuestra frente da lugar a que el lóbulo frontal
crezca. Tener dos dedos de frente significa que el lóbulo frontal ha crecido,
éste es el último de crecer en el desarrollo. Más o menos a los seis años
termina de milienizarse y estar en condiciones de “cableado”. El lóbulo frontal
es el que permite elegir entre hacer cara agria o sonreír. No sólo entrar en
una especie de trato gentil, sino también de hacer un procedimiento mucho más
difícil que es preguntarse qué siente el otro. Ponerse en el lugar del otro y
hacer un esfuerzo muy grande de ver qué podría estarle sucediendo. Eso necesita
una demora, una tramitación, de la información. Eso tiene que ver con el juicio
y el pensamiento.
Hay
otra cosa que se dice. “Ha respondido inconscientemente.” Lo cual es
parcialmente cierto, porque ha respondido desde la inconsciencia. Cuando uno
agarra una llave inglesa y se la enchufa al vidrio del señor que estaba
estacionado, porque en la cuadra anterior te rozó, estaba actuando de una forma
salvaje, automática, llamémosle “guiado mucho por el indio”, pero estaba
consciente, porque si no, sería cualquier cosa. ¿Qué ha pasado? Que no ha
habido filtro en el impulso, ha pasado a la conciencia. Para hacer esto, hay
que hace algunas cosas con la conciencia. Ha fracasado la inhibición del
comportamiento. La conciencia ha quedado corta, no ha tenido en lugar par a
producir lo necesario para frenar. Pero tampoco es que estaba cisconamente. Por
eso, si uno le rompe el vidrio a otra persona con una llave inglesa, lo tenes
que pagar. Salvo que uno sea diputado.
Esto
se auto-organiza de acuerdo a cómo ha vivido esa persona. La regulación del
comportamiento tiene que ver con la regulación emocional. Cuando las barreras
anti-estimulo han sido desfenestradas, la organización e la percepción es más
tosca y las reacciones también. Por eso, la última barrera anti-estimulo que
existe es el lóbulo frontal. Ahí uno dice: ”¿Eh, qué está pasando? No voy a
sacar la llave del auto. Al fin y al cabo, lo que yo quería era ir al cine.”
Digamos, una acción inhibitoria del comportamiento, pero que está al servicio
de un testeo de la realidad, lo que hace el lóbulo frontal. La prueba de lar
realidad, que ya está inmersa en el Proyecto.
[Alumno: ¿Puede haber alguna
patología que afecte a esta capacidad de inhibición?
Sí,
seguro. Uno tiene que pensar con estas aproximaciones que vienen desde la
neurociencia y básicamente de la neurología y neuropsicología clásica. Por
ejemplo, el caso de Phineas Gage, era un obrero ferroviario a fines del siglo
XIX en Estados Unidos. Es una de las primeras grandes observaciones
neuropsicológicas del siglo. Es el caso de este hombre que trabajaba en el
tendido de vías ferroviarias con dinamita y una lanza de metal, en una accidente
de trabajo, entró por la órbita y atravesó el lóbulo frontal, entrando desde su
base:

Éste es
un experimento viviente, digamos. No se murió. El médico que lo atendió, como
todo médico, en una instancia es un práctico, le cortó la barra [las dos
puntas] y el hombre sobrevivió. Este buen señor era un muy buen muchacho, muy
laborioso y trabajador, según la historia clínica de su doctor. Iba a casarse
con la hija del dueño de la compañía.
[Alumna: Profesor, ¿la barra le quedó adentro?]
Sí. En
esa época no había cirugía cerebral ni posibilidades de trabajar con alguien
con semejante lección, o se moría o vivía. No había posibilidad de sacarla, ni
existía la anestesia. Una persona hasta 1850, 1860, tenía una apendicitis y se
moría. Le ponían paños calientes, le daban algún analgésico, llamaban al cura y
esperaban. Por eso este tema de la medicalización que se habla acá en la
facultad tiene que ser hablado con cuidado. Yo no digo que no exista la
medicación excesiva, pero gracias a esto fue que la gente en vez de morirse a
los cuarenta, empezó a morirse a los ochenta. Quizá alguien piense que es mejor
morirse a los cuarenta, pero bueno, cada uno tiene su opinión. Lo digo porque hay una especie de
impulsividad. A veces se lleva puesto todo y se dice que toda la medicina está
mal, y no es toda, quizá solo una gran parte.
Entonces,
este señor Phineas que era buena persona, se transformó en un sujeto grosero,
que hablaba e insultaba, que se llevaba al mundo por delante y se emborrachaba
frecuentemente. El médico dijo, entonces, que debió haberle pasado algo que le
cambió tanto el carácter a este señor. A partir de ahí se empezó a pensar que
los rasgos psicopáticos, entendiendo por psicopatía a aquella persona que no
puede identificar al otro como sujeto independiente, que tiene tendencia a la
acción. Vulgarmente, uno diría el tipo atropellador y arrogante, que tiene una
cierta habilidad para encontrar los puntos débiles del otro y someterlo. Esto
es un psicópata. Ésa alteración emocional es producto de su vida intima, de
cómo se fueron armando sus ladrillitos subjetivos, de cómo fue organizando la
percepción, de cómo fue desarrollándose. Incluyendo, claramente, el lóbulo
frontal como regulador de la planificación.
Esto,
más o menos, coincide si ustedes quieren, y sin tirar demasiado el cordel, la
organización del lóbulo frontal con el sepultamiento del complejo de Edipo, con
la organización del lenguaje, donde el chico se escolariza, entra en la cultura
y deja de ser un “indiecito” como un nene de dos años que no conoce el peligro,
que no comparte, etcétera. A partir de los cinco y los seis años, con esta
regulación del comportamiento, el chico empieza a ocuparse, se da cuenta de que
la madre está triste, que el padre esto otro; que tiene que organizar sus juguetes,
empiezan las amistades, etcétera. Así
que sí, la respuesta es sí [a la pregunta de las lesiones frontales]. Uno puede
pensar que las personas con patologías severas tienen un mal control de los
impulsos. Una tendencia al automatismo.

Les voy
a hablar muy brevemente de este segmento 1, que nosotros conocemos. La comunicación segmento energético se da en
el tronco encefálico, en un sitio que se llama hipotálamo. Aquí, en el piso por
así decirlo, y en la interface entre el tronco y la base del cerebro, está el
hipotálamo. Éste es un centro muy pequeñito de regulación de las funciones
vitales: la circulación, respiración, alimentación, la sexualidad. Cuando digo
sexualidad, me refiero a la reproducción. La regulación de la temperatura, todo
lo que tiene que ver con nuestra vida vegetativa, por decirlo de alguna manera. Lo que tiene que
ver con las necesidades básicas. Este capítulo lo pueden encontrar en el libro
Psicofisiología. Ese hipotálamo recibe por vía sanguínea la información de cómo
van las cosas en el cuerpo y tiene una capacidad de reacción sobre ellas. Por
ejemplo, la regulación de la temperatura, la frecuencia cardíaca, necesidad de
aumentar el nivel de glucosa. Sin necesidad de llegar a la conciencia, el
hipotálamo percibe esto y lo aumenta o lo disminuye según sea necesario. En el
sentido de reproducción, el hipotálamo tiene ritmos propios. Lo mismo pasa con
el sueño y la vigilia. Es como una maravilla programa.
Nosotros
tenemos la entrada de la información que viene de afuera, el dolor, la presión
sobre el cuerpo, la visión, la audición, etcétera. Por un lado, recibimos lo
que viene de afuera, lo exteroceptivo, y por el otro, la información que viene
de adentro, lo intereoceptivo. Ese cúmulo de información cuando pasa por este
sitio, el tronco encefálico, actúa una especie de sistema retransmisor.
[Próximo esquema].

Ustedes habrán visto
que la señal de internet cuando es muy larga la distancia entre donde se emite
la señal y donde se la recibe, los técnicos ponen una cajita en el medio que es
un potenciador de señal, que reinjecta la señal. Bien, el sistema nervioso
tiene en el tronco encefálico un sistema que se llama Sistema Reticular
Articulador Ascendente (SARA). Éste sistema, cuando pasa la información, le
pide prestado un cachito y la retransmite y trata de encender la lamparita.
Produce un plus de energía. Tanto que si una persona tiene lesionado el tronco
encefálico, tiene un coma absoluto. Esto habla de una dimensión que se llama
centro encefálica. Por esto, en biología, lo bajo no es menos importante.
Entonces,
ese SARA produce la activación del despertar. Produce que se llegue al nivel de
la percepción-conciencia. Que se perciba el hambre, el dolor, etcétera.
[Alumno: Profesor, ¿puede ser que la información no necesite
llegar a la corteza para producir una respuesta?]
Sí, hay
algunos núcleos subcorticales que producen ya, el mismo hipotálamo por ejemplo,
una respuesta. Ya es un centro que puede producir una respuesta. Yo dije que el
hipotálamo tiene asentado, por ejemplo, ciertos ritmos internos de tendencia a
la reproducción. Pero en el hombre que hay un enorme desarrollo del sistema
nervioso, el empuje de la reproducción no depende exclusivamente del ritmo
endógeno del hipotálamo, la tendencia al apareamiento sensual está mediada
también por la visión del objeto sexual de deseo. El hombre en este sentido no
tiene un estro como el perro, que entra en celo por un período y después es
indiferente. El hombre puede entrar en celo en cualquier momento. Es porque
este empuje tiene la regulación hipotalámica, pero además este plus de energía
que se genera va a dar la posibilidad a caminos diversos.
En definitiva, este segmento 1,
sería de alguna manera el Ello. El que recibe la información del cuerpo, pulsa
energéticamente, empuja, late, y genera una necesidad de trabajo. Ya sea para
conseguir el alimento, para satisfacer la sexualidad, saciar la sed. Para ver cómo
hacemos para manejar lo placentero o lo displacentero.
[Alumna: Profesor, entonces la información va primero al
tronco, después al hipotálamo y de ahí a la corteza para dar una respuesta.]
No, no.
Todo el cúmulo de sensaciones, internas y externas, las que vienen por vía
nerviosa o sanguínea, toda esa información al pasar por los segmentos del
tronco encefálico y del hipotálamo generan una presión, una energía, sobre la
corteza cerebral. Pero todo esto se da al mismo tiempo. No es que primero va a un lado, sino que en
general, el hipotálamo y el tronco, son el segmento energético en sí. Todo lo
que imana del pasaje por el tronco, tiene una potenciación. Todo lo que pasa
por el hipotálamo que ya dijimos como la temperatura, la presión arterial,
etcétera. Es lo que de alguna manera nosotros llamamos instinto. Instinto como
aguijón, como impulso. Por supuesto, que el instinto en el hombre para seguir
con algo que vimos anteriormente, tenemos que diferenciarlo del instinto de
otros animales. Como acabo de decir, la presión del cuerpo, de la masa corporal
en el sentido de la sexualidad, hace que el hombre se satisfaga con un zapato y
no con su compañero sexual elegido. Porque van a encontrar un objeto de
satisfacción particular porque tiene un sistema nervioso que le va a permitir
encontrar otros objetos, esto es lo que hace a la contingencia del objeto. A
diferencia del perro que tiene como objeto específico la hembra de su misma
raza. El hombre no tiene esto.
¿Por
qué el hombre no tiene un momento de celo como el perro? El hombre cuida a la
pareja, porque tiene la necesidad de formar una pareja apta para la crianza. Se
supone que la crianza va a tener mayor éxito con una pareja específica. Por eso
el hombre va a elegir la mujer que parezca más nutricia. Y ella elige aquel que
va a ser un buen padre, que va a cuidar el producto de su unión. El hombre
tiene esa controvertida situación de la fidelidad y la renuncia de las
situaciones promiscuas, sacando excepciones. El hombre tiene una sexualidad que
hace que se atraigan permanentemente y no sólo por el estro. El perro después
del apareamiento se va, no se queda. Cumple su función de progenitor y listo. Y
la perra hace su función de madre hasta que un día deja a sus cachorros para
que sigan. Es bueno tener mascotas para ser psicólogo, se aprende mucho de
ellos. Esto es así, el hombre, a diferencia del perro, está con la posibilidad
de entrega en cualquier momento. Y esto es lo que hace que la pareja tenga un
poco más de fortaleza. El atractivo permanente, la posibilidad de aparearse en
cualquier momento.
En los
centros hipotalámicos, hay una actividad distinta en el hombre y el perro.
Cuando la mujer menstrua algo le produce a la mujer, por ejemplo, y esto es
regulado por el hipotálamo. Si no queremos tomar este ejemplo, está el empuje
hormonal producido en la adolescencia. Como decía Merly, el profesor de
Netflix, lo decía con tono catalán, “ustedes están a full con las hormonas”. Lo
que Freud habla de la metamorfosis de la pubertad, en ese momento hay un
momento crítico del empuje. Por supuesto, hay chicos que son muy inhibidos y no
se van a animar. Hay otros que no.
Esa
serie les recomiendo que la vean, porque otra cosa que todo psicólogo tiene que
tener en cuenta es ver cine y leer novelas. Y con esto, nos veremos el próximo Jueves y
seguimos.
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