Frenquelli unplugged / Clases Facultad de Psicología, UNR / 2017

Hacia una neuroanatomía del aparato mental (V)


Vi que habíamos quedado trabajando algo que me habían preguntado sobre sueño. Por allí circulaba una clase que di sobre el dormir y el soñar, hace bastante años, pero que está bastante bien. En la fotocopiadora figura como clases de 1992, hace un montonazo. Se llama “El Dormir y el soñar”. Está muy bien, bastante prolija. Pueden buscarla. No sé si ustedes quieren que sigamos un poco por ese tema. Siempre viene bien, ya que está dentro de la temática de esta serie de clases que espero terminar antes de las vacaciones.
                Los primeros tramos estuvieron referidos a todo lo que tiene que ver con el almacenamiento de información en las cortezas cerebrales. Digo “cortezas”, por más que haya una sola hablando técnicamente, pero hemos visto que hay distintos sitios que reciben esta información sensorial. Hemos hablado de la corteza frontal, que tiene que ver con lo motor y hemos desarrollado sobre lo que tiene que ver con el almacenamiento de información. Trabajamos bastante sobre el tema percepción, mosaico cortical dinámico, etcétera.
                El segundo gran capítulo del aparato nervioso es aquel que tiene que ver con la reacción del despertar y el mantenimiento de lo que se llama el tono cortical. O sea, así como hablamos de la recepción y análisis de la información, ahora tenemos un segundo segmento que es el que tiene que ver con el impulso al despertar y a la regulación de ese tono cortical. Por decirlo de alguna manera muy simple: cómo es que se enciende o se pone en marcha la actividad nerviosa superior. Si hablamos de actividad nerviosa superior, imaginamos que hay una actividad nerviosa inferior. Ésta última es la que se da en los segmentos celulares del reflejo básico, elemental. En cambio, cuando hablamos de la corteza, podemos decir que existen ciertos mecanismos que regulan ese tono cortical. La palabra “tono” allí alude a un concepto físico que cierta que ver con un cierto tenor estimular. Sería algo así como cuando uno levanta el teléfono y dice “no tiene tono”. Uno se refiere en este caso a que no siente un sonido que le anticipa de antemano que el teléfono va a funcionar, no tiene un cierto vigor. Ese “vigor” tiene que ver con la transmisión de un impulso eléctrico y todo lo que hace a un aparato telefónico. Si no, decimos que está muerto, no tiene tono. ¿Cómo deberíamos estudiar o pensar lo que hace que nuestra corteza se encienda, tenga tono, tenga suficiente vigor para producir la conciencia? Bien.
                Hay una suerte de metáfora grosera que podría ser aquella de una bombita [de luz], que para ponerse incandescente necesita de una cierta energía, que luego le dará su luminosidad. Esta metáfora del encendido cortical es usada, es una metáfora física también. Quiere decir que hay un pasaje de energía que permite que se enciendan las áreas corticales, y se produce un despertar. Uno suele decirlo en una expresión muy corriente: “está conectado”, “está enchufado”, “está encendido”. ¿No? Se le prendieron las luces. Nosotros deberíamos pensar ahora cómo esa compleja cuestión se da para que se encienda. Esto es fundamental, porque el tono cortical es lo que nos mantiene ahora despiertos, o casi despiertos. No nos aventuremos demasiado. A veces uno en una clase tiene toda la seguridad de estar consciente, o sea, estar atento con posibilidad de procesar la información, de almacenarla, clasificarla y decidir qué hacer con ella, como volcarla en la hoja, hacer un  esquema, etcétera; tiene que ver con este proceso de encendido cortical. Es lo que hace que nosotros en este momento nos estemos comunicando conscientemente y que por lo tanto podamos producir un hecho relativamente novedoso como por ejemplo ir anotando, eligiendo lo que yo digo, estudiando el tema, armando una determinada hoja de estudio, etcétera. Produciendo en el papel una novedad que parte de la conciencia.
[Alumno: Profesor, ¿qué piensa usted de la relación cerebro-computadora, o de la inteligencia artificial?]
                Ah, bueno, vos me haces buenas preguntas, pero me desvías del tema. ¡Está bien! No nos vamos a ajustar, para eso estamos consciente y hay que hacer algo cuando nos aparece la pregunta. El modelo cerebro computadora ha ayudado mucho a la comprensión de la neurofisiología. Ustedes ven que yo utilizo permanentemente de información, el concepto de regulación, de control, que vienen de la teoría de la información y de la cibernética, las dos ramas que fundamentalmente abrieron la era computacional. La comparación del cerebro con la computadora es válida en tanto permite una aproximación al funcionamiento del cerebro, pero queda muy corta en la medida de que el cerebro tiene un funcionamiento que le permite hacer algo que la computadora no hace: generar hard [hardware].  O sea, el programa lo arma, lo auto-organiza el cerebro con su formación, pero al auto-organizarlo también arma programas. Es infinitamente más complejo que una mera ecuación cerebro- computadora. Existe el proceso de computo que significa muy elementalmente ubicar y comparar. Pero al mismo tiempo el cerebro arma un soft [software] y produce nuevo soft, que establece en el hardware, en el disco rígido. No es como el rígido de tu computadora que vos lo cargas con programas, que vienen exportados del afuera al adentro del rígido. Es un rígido que también genera programas. La memoria ocupa lugar. Había un famoso dicho que decía que “saber no ocupa lugar”. Eso probablemente venga de las épocas donde la biblioteca universal serían cien libros. Entonces claro, “el saber no ocupa lugar”. Pero sí ocupa. Lo que sí puede suceder es que el sistema nervioso le haga lugar a nuevos saberes, se expanda. El sistema nervioso le da lugar a los trazos memorizados. Por eso les decía yo hace un tiempito que en el área motora que están vinculadas al lóbulo frontal, los dedos de un violinista, tiene una representación mucho más extensa que los dedos de un sueño que por ejemplo venda los violines. Entonces, hay una enorme diferencia. Cada uno tiene en sus áreas motoras, una trama neuronal distinta. Lo mismo puede suceder con las áreas receptoras de la música o la matemática, etcétera. Pero bueno, volvamos.
Como si esto fuera poco y como un anticipo, les nombro el tercer gran compartimiento del sistema nervioso, que es el sector que tiene que ver con la planificación, la toma de decisiones, en líneas generales, la regulación general del comportamiento. Eso está a cargo, así como antes yo les decía, que detrás de la Cisura de Rolando está la zona de almacenamiento sensorial, por delante, en el lóbulo frontal, está la zona de la actividad motora y finalmente, la zona de regulación,  programación y planificación de la acción. Esta última sería la tercer zona. Aquí, entre el tronco y la médula se reparten la primer zona, que es de regulación del tono emocional. No confundir con el esquema funcional del sistema nervioso, que habrán dado en los prácticos, que se suelen representar con tres óvalos superpuestos, que son lo que tiene que ver con el cerebro instintivo, el sistema límbico y la neo-corteza.
No es que no tengan nada que ver, porque son complementarios.
[Alumna: Profesor, ¿puede repetir lo de las tres divisiones?]
                Éste [esquema 2] es el famoso esquema funcional del sistema nervioso. El segmento más bajo es el segmento instintivo, que corresponde al tronco encefálico. El segmento intermedio, es el sistema límbico, el asiento de la memoria, emoción y aprendizaje. Y el tercero, el segmento cortical, que corresponde a la imaginación, creación y el lenguaje. Ese es el primer modelo. Esto lo tienen que saber fácilmente, ya que con esto podrán entender todas las demás cosas. Esto no es algo que no tiene nada que ver con cómo camina un niño antes del año de edad.
                En este otro modelo [esquema 1] he hablado de un sistema que tiene que ver con la regulación del tono cortical. En este sentido, el segmento 1 es muy parecido al primero del esquema funcional, en la medida de que son segmentos energéticos. Si ustedes quieren decirlo, en términos psicoanalíticos, podríamos hablar de un monto de energía. El segmento 2 es el del análisis y almacenamiento de la información. Es todo lo que hablamos del mosaico cortical dinámico, lo de la auto-organización, lo que hablamos de percepción. Y justo con la percepción, aparece la consciencia, como aparece en el Yo y el Ello, el P-Cc. Para poder estar despiertos se nos tiene que” encender el filamento y dar la luminosidad de esta bombita” que yo les hablaba. Ustedes tienen el ejemplo claro, cuando alguien les dice: ¿y cómo está el chico del accidente de la moto? Está descerebrado. ¿Qué quiere decir eso? Que la corteza cerebral ha muerto. Esta expresión significa que la corteza es el lugar más complejo, pero más frágil del sistema nervioso. Por tres minutos de anoxia, falta de oxígeno, se muere. La persona que lo padece respira, le late el corazón, forma orina, hace algún que otro movimiento estereotipado, pero no va a volver, por así decirlo, al mundo de los mortales que se comunican, que hablan, se expresan. Como también se dice, muy elementalmente,  se encontraría en “estado vegetativo”.
                Quiere decir que esa corteza no se va a “encender” más. Por eso percepción viene muy ligado a conciencia, como Freud lo imagino en Interpretación de los Sueños y, más, en el Yo y el Ello. La conciencia es algo que se renueva constantemente.  Si alguno de ustedes me hace una pregunta y luego un gesto, y yo respondo ante eso, es porque la conciencia se va renovando, pero es porque la conciencia está siempre activa. Ahora, la conciencia se borra y se renueva, es como efímera en este sentido, da paso a nuevas percepciones. Este segmento 2, de análisis de la información, el mosaico cortical dinámico, es indispensable para estar conscientes. Lo de la muerte cerebral, es un ejemplo para mostrar que un sujeto que ha sufrido un trauma, cualquiera sea, puede llegar en un lapso muy breve a parecer efectos irreversibles. Eso habla de la fragilidad de los segmentos más sutiles. La médula muy espinal en cambio, tiene mucha resistencia, pero su funcionamiento es más elemental. Por eso les decía que en el sistema nervioso hay “fundaciones de Roma”, hay segmentos más primarios a los cuales se les superponen los demás.
[Alumna: Profesor, el paciente de Luria, es un ejemplo de esto que está explicando.]
                Claro, está muy bien lo que decís. Ésta, la del esquema funcional del sistema nervioso es de Laborit, y ésta [esquema 1] es de Luria. No se contraponen, para nada.
                Y el segmento 3, tiene que ver con la vuelta después de la sensación. El sistema nervioso es un procesador de sensación-acción, una ruedita que gira permanentemente. En el lóbulo frontal hay áreas motoras que van a permitir la ejecución del movimiento, o de la palabra, que también tiene una parte de ejecución; movimiento de la vista, que tiene que ver con la devolución hacia el medio. Su mirada, el gesto, el cruzarse de brazos, es una forma de volver sobre el medio con una acción. Pero además, también aparte del movimiento en sí mismo, hay una regulación y planificación del comportamiento. Por ejemplo, puede haber una mirada amable. Y es simplemente que uno elije tener una conducta, llamémosle, gentil, cuando se refieren a uno.
[Alumno: Esto me hizo acordar a la teoría de Ekman, por los gestos. Cuando uno tiene que demostrar algo, uno ejecuta gestos, y él presupone que hay emociones [y gestos] que son típicas, como la sorpresa. ¿Cuando uno los ejecuta, o cuando el niño va creciendo, esto es posible por esa zona? ¿O cómo se da?]
                La regulación que está a cargo del lóbulo frontal. Acá estaría el área motora, y acá vamos a poner el área pre-motora, regulación, programación y planificación. Él me pregunta qué pasa con el gesto espontáneo. ¿Sería algo así, no? Y como es la regulación de eso. Pero también vale la pregunta para lo que sería la devolución a través del lenguaje verbal. El lóbulo frontal está en condiciones de reconocer la actitud. Si, por ejemplo, uno se sonríe de forma relativamente automática, que sería propio de la idiosincrasia de cada uno, pero nosotros venimos al mundo con una sonrisa refleja y la entrenamos en la sonrisa social. En el momento en que uno sonríe o se cruza de brazos, también tiene información de esto. Y está en condiciones de decir estoy poniendo cara de zonzo o yo siempre tan secón. O sea, el lóbulo frontal tiene la posibilidad de regular el comportamiento. Esta área pre-frontal es la que trata de generar un comportamiento distinto, regulando la emoción y tratando de poner la idea en su lugar. ¿De dónde saco esto?
                Hay un famoso dicho que dice “tú no tienes dos dedos de frente”, para recurrir a una vieja idea que tiene el hombre. Esto sería un pajarito [dibuja un pájaro], pero si fuera así, sería una especie de monito [agranda la frente del dibujo]. No tiene frente. En cambio, nuestra frente da lugar a que el lóbulo frontal crezca. Tener dos dedos de frente significa que el lóbulo frontal ha crecido, éste es el último de crecer en el desarrollo. Más o menos a los seis años termina de milienizarse y estar en condiciones de “cableado”. El lóbulo frontal es el que permite elegir entre hacer cara agria o sonreír. No sólo entrar en una especie de trato gentil, sino también de hacer un procedimiento mucho más difícil que es preguntarse qué siente el otro. Ponerse en el lugar del otro y hacer un esfuerzo muy grande de ver qué podría estarle sucediendo. Eso necesita una demora, una tramitación, de la información. Eso tiene que ver con el juicio y el pensamiento.
                Hay otra cosa que se dice. “Ha respondido inconscientemente.” Lo cual es parcialmente cierto, porque ha respondido desde la inconsciencia. Cuando uno agarra una llave inglesa y se la enchufa al vidrio del señor que estaba estacionado, porque en la cuadra anterior te rozó, estaba actuando de una forma salvaje, automática, llamémosle “guiado mucho por el indio”, pero estaba consciente, porque si no, sería cualquier cosa. ¿Qué ha pasado? Que no ha habido filtro en el impulso, ha pasado a la conciencia. Para hacer esto, hay que hace algunas cosas con la conciencia. Ha fracasado la inhibición del comportamiento. La conciencia ha quedado corta, no ha tenido en lugar par a producir lo necesario para frenar. Pero tampoco es que estaba cisconamente. Por eso, si uno le rompe el vidrio a otra persona con una llave inglesa, lo tenes que pagar. Salvo que uno sea diputado.  
                Esto se auto-organiza de acuerdo a cómo ha vivido esa persona. La regulación del comportamiento tiene que ver con la regulación emocional. Cuando las barreras anti-estimulo han sido desfenestradas, la organización e la percepción es más tosca y las reacciones también. Por eso, la última barrera anti-estimulo que existe es el lóbulo frontal. Ahí uno dice: ”¿Eh, qué está pasando? No voy a sacar la llave del auto. Al fin y al cabo, lo que yo quería era ir al cine.” Digamos, una acción inhibitoria del comportamiento, pero que está al servicio de un testeo de la realidad, lo que hace el lóbulo frontal. La prueba de lar realidad, que ya está inmersa en el Proyecto.
[Alumno: ¿Puede haber alguna patología que afecte a esta capacidad de inhibición?
                Sí, seguro. Uno tiene que pensar con estas aproximaciones que vienen desde la neurociencia y básicamente de la neurología y neuropsicología clásica. Por ejemplo, el caso de Phineas Gage, era un obrero ferroviario a fines del siglo XIX en Estados Unidos. Es una de las primeras grandes observaciones neuropsicológicas del siglo. Es el caso de este hombre que trabajaba en el tendido de vías ferroviarias con dinamita y una lanza de metal, en una accidente de trabajo, entró por la órbita y atravesó el lóbulo frontal, entrando desde su base:
                Éste es un experimento viviente, digamos. No se murió. El médico que lo atendió, como todo médico, en una instancia es un práctico, le cortó la barra [las dos puntas] y el hombre sobrevivió. Este buen señor era un muy buen muchacho, muy laborioso y trabajador, según la historia clínica de su doctor. Iba a casarse con la hija del dueño de la compañía.
[Alumna: Profesor, ¿la barra le quedó adentro?]
                Sí. En esa época no había cirugía cerebral ni posibilidades de trabajar con alguien con semejante lección, o se moría o vivía. No había posibilidad de sacarla, ni existía la anestesia. Una persona hasta 1850, 1860, tenía una apendicitis y se moría. Le ponían paños calientes, le daban algún analgésico, llamaban al cura y esperaban. Por eso este tema de la medicalización que se habla acá en la facultad tiene que ser hablado con cuidado. Yo no digo que no exista la medicación excesiva, pero gracias a esto fue que la gente en vez de morirse a los cuarenta, empezó a morirse a los ochenta. Quizá alguien piense que es mejor morirse a los cuarenta, pero bueno, cada uno tiene su opinión.  Lo digo porque hay una especie de impulsividad. A veces se lleva puesto todo y se dice que toda la medicina está mal, y no es toda, quizá solo una gran parte.
                Entonces, este señor Phineas que era buena persona, se transformó en un sujeto grosero, que hablaba e insultaba, que se llevaba al mundo por delante y se emborrachaba frecuentemente. El médico dijo, entonces, que debió haberle pasado algo que le cambió tanto el carácter a este señor. A partir de ahí se empezó a pensar que los rasgos psicopáticos, entendiendo por psicopatía a aquella persona que no puede identificar al otro como sujeto independiente, que tiene tendencia a la acción. Vulgarmente, uno diría el tipo atropellador y arrogante, que tiene una cierta habilidad para encontrar los puntos débiles del otro y someterlo. Esto es un psicópata. Ésa alteración emocional es producto de su vida intima, de cómo se fueron armando sus ladrillitos subjetivos, de cómo fue organizando la percepción, de cómo fue desarrollándose. Incluyendo, claramente, el lóbulo frontal como regulador de la planificación.
                Esto, más o menos, coincide si ustedes quieren, y sin tirar demasiado el cordel, la organización del lóbulo frontal con el sepultamiento del complejo de Edipo, con la organización del lenguaje, donde el chico se escolariza, entra en la cultura y deja de ser un “indiecito” como un nene de dos años que no conoce el peligro, que no comparte, etcétera. A partir de los cinco y los seis años, con esta regulación del comportamiento, el chico empieza a ocuparse, se da cuenta de que la madre está triste, que el padre esto otro; que tiene que organizar sus juguetes, empiezan las amistades, etcétera.  Así que sí, la respuesta es sí [a la pregunta de las lesiones frontales]. Uno puede pensar que las personas con patologías severas tienen un mal control de los impulsos. Una tendencia al automatismo.
                Les voy a hablar muy brevemente de este segmento 1, que nosotros conocemos.  La comunicación segmento energético se da en el tronco encefálico, en un sitio que se llama hipotálamo. Aquí, en el piso por así decirlo, y en la interface entre el tronco y la base del cerebro, está el hipotálamo. Éste es un centro muy pequeñito de regulación de las funciones vitales: la circulación, respiración, alimentación, la sexualidad. Cuando digo sexualidad, me refiero a la reproducción. La regulación de la temperatura, todo lo que tiene que ver con nuestra vida vegetativa, por  decirlo de alguna manera. Lo que tiene que ver con las necesidades básicas. Este capítulo lo pueden encontrar en el libro Psicofisiología. Ese hipotálamo recibe por vía sanguínea la información de cómo van las cosas en el cuerpo y tiene una capacidad de reacción sobre ellas. Por ejemplo, la regulación de la temperatura, la frecuencia cardíaca, necesidad de aumentar el nivel de glucosa. Sin necesidad de llegar a la conciencia, el hipotálamo percibe esto y lo aumenta o lo disminuye según sea necesario. En el sentido de reproducción, el hipotálamo tiene ritmos propios. Lo mismo pasa con el sueño y la vigilia. Es como una maravilla programa.
                Nosotros tenemos la entrada de la información que viene de afuera, el dolor, la presión sobre el cuerpo, la visión, la audición, etcétera. Por un lado, recibimos lo que viene de afuera, lo exteroceptivo, y por el otro, la información que viene de adentro, lo intereoceptivo. Ese cúmulo de información cuando pasa por este sitio, el tronco encefálico, actúa una especie de sistema retransmisor. [Próximo esquema].

 Ustedes habrán visto que la señal de internet cuando es muy larga la distancia entre donde se emite la señal y donde se la recibe, los técnicos ponen una cajita en el medio que es un potenciador de señal, que reinjecta la señal. Bien, el sistema nervioso tiene en el tronco encefálico un sistema que se llama Sistema Reticular Articulador Ascendente (SARA). Éste sistema, cuando pasa la información, le pide prestado un cachito y la retransmite y trata de encender la lamparita. Produce un plus de energía. Tanto que si una persona tiene lesionado el tronco encefálico, tiene un coma absoluto. Esto habla de una dimensión que se llama centro encefálica. Por esto, en biología, lo bajo no es menos importante.
                Entonces, ese SARA produce la activación del despertar. Produce que se llegue al nivel de la percepción-conciencia. Que se perciba el hambre, el dolor, etcétera.
[Alumno: Profesor, ¿puede ser que la información no necesite llegar a la corteza para producir una respuesta?]
                Sí, hay algunos núcleos subcorticales que producen ya, el mismo hipotálamo por ejemplo, una respuesta. Ya es un centro que puede producir una respuesta. Yo dije que el hipotálamo tiene asentado, por ejemplo, ciertos ritmos internos de tendencia a la reproducción. Pero en el hombre que hay un enorme desarrollo del sistema nervioso, el empuje de la reproducción no depende exclusivamente del ritmo endógeno del hipotálamo, la tendencia al apareamiento sensual está mediada también por la visión del objeto sexual de deseo. El hombre en este sentido no tiene un estro como el perro, que entra en celo por un período y después es indiferente. El hombre puede entrar en celo en cualquier momento. Es porque este empuje tiene la regulación hipotalámica, pero además este plus de energía que se genera va a dar la posibilidad a caminos diversos.
En definitiva, este segmento 1, sería de alguna manera el Ello. El que recibe la información del cuerpo, pulsa energéticamente, empuja, late, y genera una necesidad de trabajo. Ya sea para conseguir el alimento, para satisfacer la sexualidad, saciar la sed. Para ver cómo hacemos para manejar lo placentero o lo displacentero.
[Alumna: Profesor, entonces la información va primero al tronco, después al hipotálamo y de ahí a la corteza para dar una respuesta.]
                No, no. Todo el cúmulo de sensaciones, internas y externas, las que vienen por vía nerviosa o sanguínea, toda esa información al pasar por los segmentos del tronco encefálico y del hipotálamo generan una presión, una energía, sobre la corteza cerebral. Pero todo esto se da al mismo tiempo.  No es que primero va a un lado, sino que en general, el hipotálamo y el tronco, son el segmento energético en sí. Todo lo que imana del pasaje por el tronco, tiene una potenciación. Todo lo que pasa por el hipotálamo que ya dijimos como la temperatura, la presión arterial, etcétera. Es lo que de alguna manera nosotros llamamos instinto. Instinto como aguijón, como impulso. Por supuesto, que el instinto en el hombre para seguir con algo que vimos anteriormente, tenemos que diferenciarlo del instinto de otros animales. Como acabo de decir, la presión del cuerpo, de la masa corporal en el sentido de la sexualidad, hace que el hombre se satisfaga con un zapato y no con su compañero sexual elegido. Porque van a encontrar un objeto de satisfacción particular porque tiene un sistema nervioso que le va a permitir encontrar otros objetos, esto es lo que hace a la contingencia del objeto. A diferencia del perro que tiene como objeto específico la hembra de su misma raza. El hombre no tiene esto.
                ¿Por qué el hombre no tiene un momento de celo como el perro? El hombre cuida a la pareja, porque tiene la necesidad de formar una pareja apta para la crianza. Se supone que la crianza va a tener mayor éxito con una pareja específica. Por eso el hombre va a elegir la mujer que parezca más nutricia. Y ella elige aquel que va a ser un buen padre, que va a cuidar el producto de su unión. El hombre tiene esa controvertida situación de la fidelidad y la renuncia de las situaciones promiscuas, sacando excepciones. El hombre tiene una sexualidad que hace que se atraigan permanentemente y no sólo por el estro. El perro después del apareamiento se va, no se queda. Cumple su función de progenitor y listo. Y la perra hace su función de madre hasta que un día deja a sus cachorros para que sigan. Es bueno tener mascotas para ser psicólogo, se aprende mucho de ellos. Esto es así, el hombre, a diferencia del perro, está con la posibilidad de entrega en cualquier momento. Y esto es lo que hace que la pareja tenga un poco más de fortaleza. El atractivo permanente, la posibilidad de aparearse en cualquier momento.
                En los centros hipotalámicos, hay una actividad distinta en el hombre y el perro. Cuando la mujer menstrua algo le produce a la mujer, por ejemplo, y esto es regulado por el hipotálamo. Si no queremos tomar este ejemplo, está el empuje hormonal producido en la adolescencia. Como decía Merly, el profesor de Netflix, lo decía con tono catalán, “ustedes están a full con las hormonas”. Lo que Freud habla de la metamorfosis de la pubertad, en ese momento hay un momento crítico del empuje. Por supuesto, hay chicos que son muy inhibidos y no se van a animar. Hay otros que no.
                Esa serie les recomiendo que la vean, porque otra cosa que todo psicólogo tiene que tener en cuenta es ver cine y leer novelas.  Y con esto, nos veremos el próximo Jueves y seguimos.

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