Frenquelli unplugged / Clases Facultad de Psicología, UNR / 2017
Hacia una neuroanatomía del aparato mental (III)





¿Hay alguna pregunta? ¿Algo que
pueda servir para continuar? Siempre dentro de esta temática del aparato
mental, de la psicología profunda, de una revisión del sistema nervioso.
[Alumna: Quizás me falta lectura
aún, pero me cuesta dimensionar o conectar todos los circuitos, relacionar todo
lo que aprendimos en la primer biológica con todo lo que se da ahora. Muchos
temas están conectados.]
Bueno, me gustó la palabra
“circuitos”, porque es una palabra diferente dentro de las palabras que se
utilizan en la carrera. Incluso existe una palabra asociada a circuito que es,
bastante fea yo diría, “circuitería”. Una de las grandes comparaciones que se
hicieron con los circuitos neurológicos y con las funciones psicológicas, ya
desde fines del siglo XIX, fue con los circuitos eléctricos y con los sistemas
de control. No hay que olvidarse que la física es una ciencia imperialista,
probablemente una de las que más filtra el pensamiento junto a muchas otras
disciplinas, y el tema de los sistemas aerodinámicos y los circuitos
electromagnéticos fueron utilizados por Freud mismo en su representación del
aparato mental. Al entrar a esta materia uno puede tomarse la licencia de usar
palabras diferentes. Y circuitería es una palabra muy usada en el lenguaje
neurofisiológico que tiene que ver con conexiones entre distintas líneas y
demás. Voy a tomar esa palabra tuya para seguir con un circuito que expuse la
vez pasada cuando hablábamos del arco reflejo, una unidad básica.
[Alumno: Yo tengo una pregunta.
En el práctico con nuestro profesor dimos un repaso del sistema nervioso y
habló de mosaico cortical dinámico. ¿A qué se refiere?]
Bueno, perfecto. Es una pregunta
que viene al punto. Éste es el tipo de preguntas que tendrían que hacer. Esto
expone una duda, y también es una duda del lenguaje, porque la palabra mosaico
parece ya alejada de todo lo que ustedes vienen viendo en estos tres años de
facultad. E inmediatamente ustedes seguro piensan en el piso, pero mosaico es
también un conjunto de texturas y colores que se unen. Por ejemplo, los
mosaicos venecianos, la catedral de Venecia, donde esas famosas uniones de
trocitos de piedra configuran distintas formas, imágenes, etcétera. Ahora vamos
a ver por qué “mosaico cortical dinámico”, en un ratito no más. Si se les
ocurre alguna otra cosa, vayan diciéndomela.
Estaba diciendo, tomando la
palabra circuito, que iba a tomar el arco reflejo. Y el arco reflejo, lo iba a
tomar como la unidad básica del sistema nervioso y como la unidad básica de
cualquier tramitación de éste.
Ustedes saben que estamos con el desafío de
ver qué reglas de correspondencia hay entre el sistema nervioso y el aparato
mental. Ésa es la intención de estas clases, poder hacer definiciones
paralelas, o traducciones del aparato mental a las descripciones del sistema
nervioso. Es una tarea que, como les dije la primer clase, a algunos le
parecería que yo me he vuelto loco, o que soy un desviado absoluto con mis
ideas. Pero bueno, como estoy apoyado por otras
personas, me animo. ¡Entonces! Vuelvo a esta unidad básica
sensoriomotriz, el arco reflejo, en sus variantes desde la monosinápticas hasta
las polisinápticas.
En realidad el sistema nervioso
es un nudo fenomenal polisináptico de tramitaciones, en definitiva, tampoco se
escapa de la regla de ser un sistema de tramitación sensoriomotriz entre el
polo perceptual y el polo motor. Por otro lado, se podría decir que el aparato
psíquico también es un sistema de tramitaciones sensoriomotriz,
tranquilamente. Lo que pasa que en el
camino hay que definir qué tipo de sistema es, qué tipo de cuestiones presenta.
Aquí nos tropezamos, fíjense, con
otra palabrita: “sistema”. Si bien es una palabra que pueden haber visto desde
primer año, acá está aplicada a sistemas que no son estrictamente los de la
lengua, por ejemplo. Aparece una versión amplia de la palabra sistema, que
tiene que ver con la teoría general de los sistemas, que es una de las teorías
que nace en los albores del siglo XX, con Ludwig von Bertalanffy como uno de sus
precursores. Precisamente, esta teoría, primero empieza en el campo de la
física y las matemáticas. Sin embargo, luego infiltra la psicología
ampliamente, y también la economía, la medicina, la biología, la química,
etcétera. Es una teoría poderosa.
No confundir, dicho sea de paso,
la teoría general de los sistemas con los psicólogos sistémicos. Es otra cosa. Son
psicólogos que se denominan sistémicos, que sí han leído cuestiones acerca de
sistemas, pero no es exactamente lo mismo. Esto también lo he dicho sobre los
psicólogos que se denominaban cognitivistas. Una cosa es el cognitivismo, como
ciencia o cuerpo científico duro de investigación básica, como teoría, y otra
cosa es el que se gana la vida como “psicólogo de la cognitiva”. La teoría
general de los sistemas no es exactamente lo mismo que el desempeño profesional
en el campo llamado “la sistémica”.
Esto lo he dicho en todos estos
años que he estado aquí. ¡Si yo hablo de sistemas no es que soy sistémico! El
Yo, el Ello y el Superyó son un sistema. Entonces, uno podría decir que Freud
era sistémico. No, no es lo mismo. Sistema es un conjunto de componentes
interrelacionados.
[Alumno: Profesor, una pregunta. ¿Qué sería sistema de
recompensas?]
Bueno, lo voy a anotar [en el pizarrón]. No te lo voy a
contestar ahora, porque me tengo que desviar mucho y nos vamos a confundir,
pero en el curso de la clase voy a tratar de decir algo, y si no te queda
claro, insistís.
Entonces, voy a seguir, con el
tema de la sensomotricidad, trabajando en este primer punto del sistema
nervioso que tiene que ver que tiene que ver con la recepción, almacenamiento
de la información. Estaríamos en el primer pasito de la configuración general
del sistema nervioso, de tratar de ver un paralelo en el aparato mental.
Después en las próximas clases vamos a desarrollar tres etapas en total. Cuando
localicemos estas últimas, habremos terminado este intento de estudiar esto.
Por ahora, como cosa muy general, nos quedamos con la idea de que el sistema
nervioso en su conjunto es una unidad completa de tramitación sensoriomotriz.
Entonces, vamos al grano. Tomemos
una información que desde la periferia del cuerpo, supongamos la piel, accede a
los niveles más altos del sistema nervioso, atravesando primero el sistema
nervioso periférico, después ingresando al dominio del sistema nervioso
central, primero de la médula, después del tronco encefálico y luego del
cerebelo, y el cerebro, tal como fui llevando en la clase anterior.

Estamos entonces en el análisis,
almacenamiento o recepción de la información. Este recorrido como saben es un
recorrido que va realizando distintos extractos, va “subiendo” la información.
Esta subida se llama aferente. Y la “bajada” de la información, a través de la
vuelta motora, es eferente. Acá tienen representado el circuito sensomotor.

Yo ahora sólo estoy trabajando lo
que tiene que ver con las entradas, no con las salidas. Me voy a detener en
este punto, porque quiero trabajar con ustedes el tema de la percepción. Y entonces ahí, llegaré al mosaico cortical
dinámico. La información para el sistema nervioso, viene por dos canales, que
ya habíamos dicho la vez pasada. Uno viene de afuera y otro viene de adentro.
El sistema nervioso tiene dos cargas, una interna y otra externa. Hacia
adentro, es todo lo que se llama interoceptivo,
y hacia afuera, todo lo que es exteroceptivo.
Esto Freud lo tomó en el Proyecto, cuando hablaba de que el sistema nervioso
puede cancelar la información que viene de afuera. Uno puede taparse los ojos, puede
no escuchar, defenderse del estímulo, que generalmente el estímulo exterior es
muy potente. Pero hay un estímulo, el interno, que es lento, persistente,
contra el cual no podemos cerrar los ojos.
Fíjense cómo en el Proyecto lo dice de
entrada, porque se da cuenta en su modelización del sistema nervioso, percibe
que hay una magnitud de estimulación que es endógena, interna, creciente y que
tiene que ver con la estimulación instintiva. El hambre, la sed, la
reproducción, todo lo que va a llevar a la problemática instintiva o pulsional,
a la problemática del deseo, tiene que ver con un flujo interno. El sistema
nervioso y también el aparato mental, los dos,
comparten que se la tienen que
ver con una superficie interna y una superficie externa. La externa es de
alguna manera cancelable; la interna, no. Hay una percepción que lucha contra
esos dos frentes. Y lo que él imagina con absoluta razón es que esa tensión
interna crece permanentemente, tiene montos energéticos que son bajos pero permanentemente
crecientes. Esto es un hecho muy importante para la teoría del psicoanálisis.
Nosotros vamos a trata de ver
después cuál es la superficie interna perceptiva. Ahora voy a trabajar lo que
es la percepción desde el afuera, lo interoceptivo, la audición, olfato, tacto,
etcétera. Porque es una manera más o menos simple de abordar algo más complejo.
En la clase pasada ya entré en
este tema, en esa subida de la información, con la famosa idea del pinchacito
con el clavo en la piel y la tramitación corta, refleja, del retiro del pie, el
arco reflejo simple, y la tramitación larga, del arco reflejo poli sináptico,
hasta el cerebro, que tiene que ver con darse cuenta quién es, qué está
pasando, etcétera. E inclusive con la idea de mantener allí el pie, pese a que
es altamente antieconómico, mostrando que el ser humano puede torcer el
instinto.

Hablemos de la sensación en camino de transformarse en
percepción. Hay que mostrar que al principio ese estímulo puro, estímulo que
viene de la palabra aguijón, pasa
después a transformarse en percepción pura. El camino se va produciendo un
efecto de cualificación. La
percepción es más cualidad, la sensación es más una expresión energética. Por
ejemplo, las ondas luminosas, los fotones de aquel verde [señala un árbol fuera
del aula] llegan a mi sistema nervioso y por eso puedo decir “verde”. Lo que
inicialmente es pura física, pura cantidad, con sus características
particulares, se transformó en una cualidad, en ese recorrido de ciento
cincuenta metros que hay entre aquel árbol y mi corteza cerebral, o mi aparato
psíquico. Estaríamos tratando de ver correspondencias. Entonces nosotros
hablamos de sensopercepción.
Tomemos otro ejemplo. Para mí, el
ruido en una clase, quizá, tiene un sentido diferente que para otros
profesores, yo le puedo dar el valor de que me desordena en la exposición. Esa
magnitud estipular, para mí, cuando llega a nivel perceptivo, representa eso.
Ahí aparece la idea de otra palabra que yo utilizo mucho y vamos a usar
seguido, que es la palabra representación.
Vamos descomponerla, diciendo que el árbol, la
realidad, se presenta con esas hojas que al recibir la luz solar emiten una
radiación determinada, una cantidad de fotones determinados, que corresponden
al espectro que hacen que yo lo signifique como “verde” y lo represente como
verde. Entonces, la realidad se presenta en el árbol, en la conversación, y yo
la re-presento. Acá aparece una primera idea. Una segunda idea, la
cualificación tiene que ver con un orden de representación, de volver a presentar.
Acá aparece un concepto
fundamental de lo que quiero transmitir, tanto desde el polo de sistema
nervioso como en el polo de aparato
mental, en este juego a dos aguas que estoy intentando hacer. La realidad
material existe, existe el árbol. Si uno va en aquella dirección se va a topar
con el árbol. Lo mismo sucede con esta pared, si quiero salir en dirección
hacia al ascensor, me conviene salir por la puerta. Pero la representación de
la pared, no coincide con la pared. Acá, todos somos kantianos, “la realidad es
inaprehensible”. El sistema nervioso representa esa realidad. No es una copia.
Tomo del árbol algunas propiedades acorde a la capacidad que tiene mi sistema
nervioso de representar. No hay una captura del árbol, sino una representación.
[Alumno: Profesor, usted acaba de
decir que tomamos algunas propiedades en torno a lo que el sistema nervioso
puede captar. ¿No será en torno a la subjetividad en realidad?]
No, no es la subjetividad.
Justamente, sería darle a la subjetividad, en tu pregunta, el carácter de una
entidad. Como si dijéramos: es la subjetividad la que hace la que yo capte. Yo
te diría exactamente al revés, son estas propiedades de representar el mundo,
la subjetividad. Te lo doy vuelta, no por jodido, sino porque si no, uno
tendría que pensar que existe una “bolsa de subjetividad”, en algún lugar, que
hace que uno diga, por ejemplo, “yo me enojo si hablan en mi clase”. Lo que
compone la subjetividad es el modo particular de representar el mundo. ¿Se
entiende la diferencia? Si no es como si vos me dijeras hay un ánima, una
psiquis, una “bolsita” que flota y dice:
a aquello lo llamaré verde. Como si fuera un duendecito que flota y va
organizando nuestra vida. Yo estaría diciendo que las propiedades del sistema
nervioso y del aparato mental, que estamos tratando de correlacionar, tienen
precisamente una posibilidad de desempeño que hace el color verde mío, no sea
igual al tuyo. Tanto que si discutiéramos de qué color es tu suéter, yo diría
que es celeste claro y quizás vos que es un “verde calipso”, y otra persona
diría que es de un azul no sé cuánto. Y todos podríamos tener la razón, porque,
finalmente, todo brilla según el cristal con el que se lo mira. El sistema
nervioso es un aparato que no captura la realidad, sino que la representa.
Me interesa mucho dejar en claro
que no es una nimiedad decir “es la subjetividad lo que hace”, sino que esto
[las propiedades del sistema nervioso] es lo que transforma el mundo objetivo
en el mundo subjetivo. Voy a introducir ahora un temita: la realidad es una
construcción. He sido acusado durante muchos años de ser un profesor “sistémico
constructivista”.
[Alumna: Entonces usted dice que
el sustrato biológico termina determinando la propia subjetividad.]
Es una pregunta que tiene un
inconveniente, que es querer reducir lo psíquico a lo biológico. Es una
pregunta que contestada muy rápido podría decir que sí, pero tiene ese
inconveniente, la reducción de lo psíquico a lo biológico. Lo que yo te diría
“sí”, seguro, y voy a seguir con el ejemplo, es que el sustrato biológico como
vos lo llamas, interviene fuertemente en la construcción de la subjetividad.
Que no hay tal divorcio. Por ejemplo, y así avanzamos un poquito más, si acá
hubiera un perro, en determinado momento, podría suceder que el animal se
inquiete y levante las orejas. O puede suceder también de que ese mismo
animalito empiece a pararse frente a un mueble de cocina y esté como una
estatua cada tanto mueva la cola y uno dice “¿Qué le pasa a la Tina, que está
parada ahí?” y podríamos responder “Se volvió loca, está parada ahí.” Bueno,
¿por qué está parada frente a determinado sitio? ¿O por qué levantó las orejas?
¿Por qué de repente el animal se inquieta o se pone a ladrar? Y quizás después
uno podría darse cuenta de que había alguien alrededor del hogar, que había
olfateado o por algún otro canal había percibido. Porque la representación del
mundo que tiene un perro no es la misma que tiene un humano. Y ustedes me dirán
“¡Pero profesor!”. Lo que quiero decir es que la cantidad de decibeles que
percibe ese animal es completamente distinta y que el primer filtro de la
subjetividad está en los propios aparatos perceptuales.
Nosotros percibimos un mundo posible
que se mueve dentro de un cierto rango de magnitudes energéticas, por ejemplo,
en un cierto rango de decibeles. Por eso el perro se agita cuando nosotros
estamos tranquilos. El primer recorte para la organización de la subjetividad
lo da el aparato perceptual, de modo que, el sustrato biológico como lo
llamaste ya es un primer plano, un primer elemento que va a participar en la configuración
de la realidad. Un poderoso elemento. Un poderoso elemento para entender esta
frase presentada filosóficamente de que la “realidad es inaprehensible”, porque
nosotros no sabemos cómo es el árbol el sí, lo que tenemos es la capacidad de
representar determinada longitud de onda que representamos como verde. Pero no
sabemos si pudiera haber algún otro ser viviente o modalidad de representación.
Hay una experiencia muy simple.
Cuando dicen “me mataste con la foto que me sacaste”. Yo te saco una foto con
el celular y se te notan manchas. El aparato perceptual del teléfono es
distinto de la vista normal, pero ustedes mismos tendrán la experiencia de que
nuestra percepción es absolutamente limitada y que si uno utiliza otro aparato
perceptual representa otra realidad. Al punto que quizá uno podría decir “éste
no soy yo”. No es lo mismo decir el
aparato biológico es el indicador de la subjetividad, a decir que la
subjetividad se compadece [1] de la existencia de un aparato
biológico. Se compadece quiere decir que está de acuerdo. Es un aparato que
ya de entrada es un recorte perceptual. Desde el nivel del ojo, de la simple
percepción, como si yo dijese del nivel bien periférico, como la piel, están en
contacto con la exterioridad.
[Alumno: Entonces usted que dice
lo biológico no es determinante, sino que es un primer filtro de esa
subjetividad.]
Yo lo que estaría diciendo en
última instancia es que el sistema nervioso del hombre está completamente de
acuerdo con la subjetividad. La tesis que podría sostener y que sostuve en
estos treinta y cuatro años, es que el sistema nervioso es el aparato de la
subjetividad. No que la subjetividad es una bolsa flotante, un elemento
gracioso que anda ahí. Uno puede salir de la objetividad, que por otra parte es
inaprehensible, porque el sistema nervioso tampoco puede ser objetivo. La
vuelta que estoy dando es decir que no es gracias al sistema nervioso que
nosotros somos subjetivos, sino que la evolución de las especies nos ha dotado
de un aparato que coincide con la subjetividad. ¿Se entiende? Porque tampoco
quisiera dejarles a ustedes la idea de que lo psíquico se reduce a lo
biológico. En todo caso estaría haciendo dos descripciones. Una, filosófica,
psicológica, de decir afuera no está el verde, sino que está en mi sistema de
representaciones, que sería hablando en esos términos y otro, decir, que mi
sistema nervioso es capaz de representar de manera distinta cada realidad. Si
bien vivimos en un consenso de la realidad, porque vos tienes un suéter independientemente del color que haya, y
podríamos seguir viendo de qué color es. Podría ser un gris, un verde. Y
alguien incluso podría llamarle a ese color “New Life”, porque a lo mejor su
pareja le dice “ponte el color new life”, porque para él es la nueva vida. ¿Se
entiende a lo que voy, no? Y entonces para el resto de su vida el color “new
life” es un tono morado [que lleva puesto la chica que usa de ejemplo], y vos
dirías es un morado subido y otro quizá diría es un rojo apagado, etcétera.
Yo voy a tratar de cuidarme de tener
un pensamiento jerárquico y dejar en claro que es un pensamiento más de
complementación, en este caso. Lo que sí voy a defender, y esto sí es claro, es
que suponer que el sistema nervioso representa una cuestión de objetividad y
que hay una gracia llamada subjetiva que transforma la objetividad es una
burrada. Lamentablemente, la mayor parte de la gente habla así. “El discurso
biológico y médico es el discurso objetivo.” Mentira. Desde que se estudia el sistema
nervioso en 1850, ya un hombre que se llamaba Muller, un fisiólogo alemán, supo
claramente que las magnitudes se representaban de acuerdo a la organización
propia del sistema nervioso y no que la realidad “se mete” en el sistema
nervioso [como si fuese una copia]. La realidad no es una copia. Por eso
nosotros siempre decimos que no se trata de una información donde se produce un
fenómeno de copiado, sino que lo que hay desde la realidad es una perturbación.
Nosotros hablamos de procesos
instructivos versus procesos perturbacionales. Una clase es una perturbación
para mí. Imaginamos, que yo vengo aquí con una dinámica particular. Yo vengo
aquí cansado, tenía cosas que hacer, tenía hambre, no desayuné, no descansé
bien. Y la clase es una perturbación de la dinámica de ese estado con el que
llegaba, de la totalidad psicosomática. Me encuentro con ustedes y bueno, sufro
una nueva perturbación, no sufro una instrucción. Ustedes inciden en mi
historia y en mi actualidad y no necesariamente todas las clases son iguales.
Puede ser que haya un día que yo esté más descansado y tome actitudes
diferentes. La sensación ejerce un nivel de perturbación y presión, en cierto
sentido, un nivel de trabajo mental que es particular de cada persona y sobre
todo de cada momento en la que se encuentra
esa persona.
¿Qué quiero decir? Que el modo de
representar es dinámico. Y aquí empiezo a contestar algo del mosaico cortical
dinámico. Es dinámico porque cambia y tiene que ver con un juego de fuerzas que
se dan en diferentes tiempos, en diferentes circunstancias. Por ejemplo, el
color “new life” puede nacer en el contexto de una situación de enamoramiento o
puede pasar completamente indiferente cuando uno está en otra cosa. Esta
propiedad, cambiante, que hace que la lectura de la sensación sea permanentemente
sometida a reacomodamientos es una propiedad de lo psíquico y del sistema
nervioso. Uno no está igual todos los días. Aunque uno siempre es el mismo, hay
una parte que es variable y contingente. Nosotros estamos bajo la unión de lo
necesario y lo contingente.
Sigamos otro poquito más así
puedo llegar por lo menos a responder. A medida que la magnitud estimular que
ahora llamamos perturbacional sube por los distintos pisos del sistema
nervioso, por las distintas Romas [referencia a la clase anterior]. El sistema
nervioso, como les dije, va acumulando fundaciones, va acumulando
complejidades. Tanto que cuando llega a un punto que ustedes pueden ubicarlo,
en el esquema funcional del sistema nervioso, en el sistema límbico.

Ya hay un cierto procesamiento.
Ya acá abajo [base del gráfico] hubo un procesamiento que fue el de retirar
[retomando el ejemplo del pinchazo], con el reflejo simple, monosináptico. Pero
al subir a sectores realizados con el sistema límbico, por ejemplo, un ruido o
un olor percibido tempranamente en los tiempos de la vida, a los pocos meses,
empiezan a tener aquí un proceso de
cualificación que va a tener la característica de ser indeleble, es muy
difícil de borrar, y es absolutamente inconsciente en el sentido de que no alcanza
el nivel consciente que es el que ofrece la corteza cerebral. Podemos decir “verde” desde lo cortical, de
un sistema que está adscrito al lenguaje. Y eso es porque me funciona, además,
la corteza visual y el aparato lingüístico me da un directorio semántico para categorizarlo.
Pero en este medio intermedio ya puede haber un primer procesamiento de la
realidad y que puede tener un efecto, una vuelta, una salida, en este bucle
sensomotor que puede ser cerrar los ojos, un llanto, una contracción, una huida,
o también puede ser una actitud de acercamiento.
Es un primer nivel de
organización sensomotora que siempre nos acompaña. Incluso, se edifica, en
ejemplos simples que se llaman de condicionamiento subcortical. Como lo es
determinada visión, algo que nos suele suceder muy comúnmente con algunos
olores o experiencias estimulares, algunos gustos, que nos hace experimentar
malestares que no tienen claramente motivo. Y que uno puede rastrear
profundamente y no reconocer desde el lenguaje qué anclaje tienen. Esto es un
aspecto muy importante de lo que en algún momento podríamos trabajar como lo
inconsciente no reprimido. Algo que ha sido tramitado, que ha sucedido, pero
que es muy difícil de organizar desde el lenguaje. Y después volvemos también
sobre las experiencias del condicionamiento, algunas experiencias particulares.
Pero, llegamos a la corteza. Al
llegar el estímulo a ésta, supongamos que es un estímulo visual, va a alcanzar un área de procesamiento, valga
la redundancia, visual. En el lóbulo occipital hay receptores para las
magnitudes estimulares visuales, que se llaman áreas unimodales. Esas áreas unimodales toman esa información. Al
lado de esas áreas unimodales, donde se alcanza un primer nivel de
representación, color, forma, textura, en el análisis que hacen las neuronas en
las áreas visuales, fíjense ya que hay de por sí cierta complejidad unimodal de
procesamiento de la información. Eso puede estar al lado de áreas que
representen lo auditivo, lo olfativo o lo gustativo. Esas áreas que son también
unimodales, pero de otros modos, se conectan como si estos fueran parches.
Vamos a representarlo gráficamente así:

Se conectan entre sí por áreas
llamadas heteromodales, que están atravesadas por un área básica que es el área
del afecto. Así el sistema nervioso puede darle a la sensación una cualidad de
placentero o displacentero. Estoy describiendo el mosaico cortical dinámico. La
corteza se ve como un mosaico, conjunto de áreas unimodales conectadas entre
sí. ¿Por qué dinámica? Porque puede ser que determinado color se asocie con
determinada magnitud afectiva, con determinado movimiento, tacto, etcétera. El
modo de conectar el precepto depende de estas circunstancias de las que ya
hemos hablado, de que uno no está siempre de la misma manera para organizar el
precepto, para producir un fenómeno asociativo. De aquí viene mosaico cortical
dinámico. Porque es cambiante.
En determinado momento lo que fue
organizado en este proceso de almacenamiento y análisis de la información puede
ser modificado. Y acá aparece un concepto que voy a dejar aquí para después
retomarlo. Podemos organizar un precepto, por ejemplo el verde, pero ese verde
es para siempre. Pero después yo me puedo transformar en un
“verdelogista”, y ser un profundo
estudioso del verde. De hecho, existen libros sobre los colores, y sobre todos
existen virtuosos de los colores, como Vincent van Gogh, que trabajan el color.
O un poeta, o un jardinero que puede empezar a aprender del verde de la
primavera, de las hojas del otoño, etcétera. Ese verde puede empezar a sufrir
reorganizaciones. Esa maravilla, es la maravilla de lo subjetivo. Una cosa que
inicialmente fue cualificada de una manera, que fue puesta en el mundo tanto por la actividad del sistema nervioso como
de la psiquis. Fíjense, fue puesto en el mundo. Ya sé que uno vive en una
realidad consensuada, pero que después yo tenga mi verde y lo modifique de acuerdo a este proceso de aprendizaje, a
este trabajo mental, al que voy sometiendo las cosas, hizo que la primera
manera de poner en el mundo ese color, fue la primera manera de organizar el
mundo caótico, la cantidad de estímulos que este trae. Pensemos en un recién
nacido. En un chico que empieza a escuchar ruidos y después va discriminando
sonidos de palabras de la puerta que se abre, del perro, del auto que arranca.
Y va organizando un directorio de lexical y semántico en el campo del lenguaje,
pero también un directorio de colores, de los gustos, de las inclinaciones, en
el modo de cualificar el mundo que no es solamente a través de la palabra. Esto
es un avance extraordinario que permite el sistema nervioso y que permite esta
correlación que yo llevo con lo psíquico. Alguien llamó a esto barreras
antiestimulo. Llamó a esto un modo de frenar magnitudes estimulares locas y de
clasificar el mundo. Es evitar que la magnitud estimular perfore la superficie
del aparato mental o del sistema nervioso, hablando en términos de “Más allá
del principio de placer”. Esto es bien leído por Freud, desde lo biológico, y
desde el Proyecto, esto le sirve para pensar que hay una necesidad para
organizar el mundo, pero una vez que está organizado si yo tengo suerte y
paciencia y todo un largo proceso, mi sistema nervioso va a decir “bueno, es
verde pero no tanto” o “mira que con esto se puede hacer otra cosa”. Por eso es
dinámico, es una cosa que se sostiene pero que también puede variar, puede hay
una posibilidad de re arreglos entre los procesos asociativos. Por eso
aprendemos. Aprendemos porque vamos modificando una cosa en otra, hace un proceso
de transformación.
Bueno, el sistema nervioso es un
sistema de transformaciones. En primer lugar, porque no copia la experiencia
habitual. La experiencia en sí no es copiar, uno construye la experiencia. Uno
tomó magnitudes estimulares y las transformo para tener a su disposición y eso
a su vez puede ser reorganizado. Y por eso el sistema nervioso humano es apto
para eso.
[1]
Nota del editor: Del lat. compăti. Prefijo –con (todo,
junto), pati (sufrir, soportar y tolerar), sufijo –ecer (proceso durativo).
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